El sínodo amazónico es una asamblea que reúne a todos los obispos de esa basta región y deliberó durante octubre la posibilidad de permitir que diáconos casados accedieran al sacerdocio con el fin de llegar a las zonas más aisladas.
Teniendo en cuenta que el Amazonas tiene una superficie de siete millones de kilómetros cuadrados y está habitado por 34 millones de personas, con la presencia de 400 tribus indígenas, es una vieja aspiración para paliar el enorme déficit en la asistencia espiritual de los fieles. Esta propuesta tuvo los votos necesarios para ser válida, pero la aceptación final la tiene que dar el Papa Francisco.
Este miércoles se presentará un documento titulado “Querida Amazonia”, que consta de 52 páginas y dónde Francisco contesta los 111 puntos planteados por el Sínodo.
Algunas de las propuestas exhortadas por el Sumo Pontífice es la de permitir instaurar un diaconado permanente femenino, lo que significa que las mujeres tengan más alto rango dentro de la Iglesia, y el hecho de tener sacerdotes casados, aunque deja abierta posibilidad de que se discuta en un futuro.
En ese marco, Francisco convoca en su nuevo texto a que «toda la Iglesia se deje enriquecer e interpelar por ese trabajo, que los pastores, consagrados, consagradas y fieles laicos de la Amazonia se empeñen en su aplicación, y que pueda inspirar de algún modo a todas las personas de buena voluntad».
Para un sector de la iglesia el «no» de Francisco es una sorpresa y significa un nuevo triunfo de las posturas más conservadoras y tradicionalistas del Vaticano.