Estaba tranquilo pero lo que más llamó la atención fue su frialdad. Así describieron a Daniel Zalazar, el acusado por el crimen de tres mujeres y por el intento de homicidio de dos menores en Mendoza, quienes tuvieron contacto con él en la comisaría 7ma. donde quedó detenido.
Después de intentar matarse en la celda donde lo alojaron, el imputado pretendió darle un motivo a la masacre que cometió. “Me hicieron sacar”, dijo en referencia a las víctimas. Según su confesión, había querido acercarse en varias oportunidades a la casa de su expareja, Claudia Arias, y no se lo habían permitido.
En ningún momento, según pudo reconstruir el diario El Sol a partir del testimonio de los policías, se mostró arrepentido. Ante las autoridades judiciales incluso, mantuvo su primera versión. Dijo que había sido víctima de un robo y que nada tenía que ver con el triple homicidio.
Otra hipótesis que empezó a cobrar fuerza en las últimas horas como desencadenante de la tragedia, fueron las dudas de Zalazar sobre su paternidad de la beba de 10 meses que tenía con Arias. Según trascendió ya existía un pedido de ADN para determinar el parentezco.
