Una familia mendocina vivió un fin de semana desesperante, cuando su perro Simón casi muere tras evitar que una yarará mordiera al nene. El hecho ocurrió en la noche del viernes mientras el pequeño jugaba en el patio de su casa en la localidad El Challao.
La dueña del animal, Valeria Centeno, contó al portal Los Andes que tuvieron una odisea para intentar salvar a la mascota con un suero antiofídico que no es accesible para animales en la provincia. Las dosis estaban sólo reservadas para humanos.
“Tengo seis perros, todos rescatados. Ellos ladraban hacia un sector de mi patio, mientras que mis hijos (de 8, 5 y 1 año) jugaban. Yo estaba en la lavandería cuando mis niños empezaron a gritar muy asustados. Otra de mis perras gritó por el atropello de Simón. Salgo, tomo a mis hijos y metí a los perros a la casa. Dos horas más tarde, cuando les fui a darles agua a las mascotas, noté que Simón tenía la cabeza hinchada y le costaba respirar”, dijo la mujer.
Luego de consultar a un veterinario, le inyectaron a Simón un corticoide y suero. Tras las descripciones que dieron los niños, dedujeron que se trataba de una yarará, por lo que recomendaron a Valeria la aplicación del antídoto.
“Sabía que no iba a ser fácil. Fui al Lencinas a pedir el antiofídico con pedido veterinario y me lo negaron, argumentando que sólo habían dosis para seres humanos. Me fui devastada. Posteriormente fui al Serpentario para intentar conseguir el medicamento antes de las 9 porque no podía dejar pasar más tiempo (12 horas después de la mordedura) con el fin de que le hiciera efecto el antídoto. No había, y me fui decepcionada”, agregó.
Finalmente, la mujer logró que el Secretario de Ambiente de aquella provincia, Humberto Mingorance, intervenga para que el perro sea asistido.
Con el antiofídico en su poder, Valeria fue a la veterinaria para aplicárselo a Simón. El animal continúa en tratamiento con antibióticos y actualmente se recupera y evoluciona. Luego de unos análisis, falta constatar si no le quedaron secuelas en sus riñones.