La jueza Capuchetti determinó que el plan para atentar contra la vicepresidenta inició el 22 de abril, cuando la novia de Sabag Montiel compró el arma.
La Justicia dio este jueves por probado que el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue el «capítulo final» de un «plan delictivo» que planeó Brenda Uliarte junto a Fernando Sabag Montiel y que la joven fue la que compró la pistola Bersa usada en el hecho.
«Los sucesos del 1 de septiembre fueron el capítulo final del plan delictivo que previamente habían acordado, diseñado y estudiado» los dos detenidos, concluyó la jueza federal María Eugenia Capuchetti, en la resolución en la cual procesó con prisión preventiva a ambos como coautores de tentativa de homicidio calificado.
En un apartado del procesamiento titulado «El plan criminal elaborado» por Uliarte y Sabag Montiel, la magistrada dio por reconstruido todo lo ocurrido gracias al análisis que realizó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) de la información contenida en los teléfonos celulares secuestrados a ambos acusados.
Según esta reconstrucción, todo comenzó el 22 de abril último, cuando Brenda Uliarte habría adquirido la pistola semiautomática, «de acción simple, calibre .32 auto, marca Bersa».
El día señalado, Uliarte le indicó a un contacto identificado como «Serena» que había adquirido un arma de fuego.
«Sí, tengo un fierro. Lo compre porque mi ex está jede», escribió a ese contacto, según el mensaje recuperado de su teléfono celular por la PSA. Ese mismo día le dijo a otro contacto agendado como «Fran»: «Tranqui no va a pasar nada… es mío el fierro».
El 4 de julio se comunicó con el contacto «Amor de mi vida», quien resultó ser Agustina Díaz, la tercera detenida en la causa y cuya situación procesal está pendiente de resolución aún.
«Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina… me dan los ovarios para hacerlo… el tema es cómo, porque la vieja tiene seguridad», le escribió.
«Dicha circunstancia pone de relieve qué, para esa época, Uliarte ya había tomado la decisión de atentar contra la vida de la Sra. Vicepresidenta, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, iniciando así el curso del plan al cual solo le bastaba definir las circunstancias de modo, tiempo y lugar de su ejecución», determinó la jueza.
La segunda parte del plan «ocurrió posteriormente a partir de la inteligencia que tanto ella como Sabag Montiel realizaron en días previos al atentado».
En el procesamiento se incluyeron numerosas fotografías de Uliarte manipulando la misma pistola que fue secuestrada en el lugar de los hechos el 1 de septiembre, luego de ser gatillada por Sabag Montiel.
Antes del atentado, el 23 de agosto, ambos detenidos «mantuvieron una conversación, en el marco de la cual Sabag Montiel le refirió: «Otra cosa, me contestó el tipo del alquiler de Recoleta. Para el sábado tenemos que verlo y dice que no tiene… Eh… No sé, tiene que coordinar varias entrevistas y que le dejen una seña viste que se yo, así que le dije que íbamos a tener plata para dejarle una seña».
«En dicha oportunidad, Uliarte le contesta: «¿No te gusta el depto?», a lo que Sabag Montiel responde: «No me gusta el depto, el pelo si. Cristina y la gente está reunida en Recoleta. Para pegarle un corchazo».
Uliarte respondió mediante el envío de un audio: «No amor, laburamos esta semana y el sábado vamos y le dejamos una seña, ya fue… Alto depto ese de Recoleta amor, si vieras dónde vive Cristina entendes, Cristina vive en Recoleta, estamos re cerca de la mina. La podemos hacer pija, eh… Sí, hay que ir y pegarle un corchazo ¿Sabés qué hace falta? Un francotirador, viste que la mina se pone en el balcón, hace falta ahí y pimba, un tiro en la cabeza, hacerla mierda…».
En la reconstrucción de lo ocurrido se determinó que «ya próximos a la culminación del plan», hubo una comunicación el 27 de agosto entre ambos detenidos a través de WhatsApp con el siguiente diálogo:
-Sabag Montiel: «No, ya se metió adentro y el escenario y el anfiteatro lo sacaron, y estuvo… le toqué la espalda a Axel Kicillof y se metió a un Toyota Etios eh y se fue, un quilombo, y ella está ahí metida arriba, pero no creo que salga así que ya fue, deja, voy para allá, no traigas nada».
-Uliarte: «Estoy llegando a casa».
-Sabag Montiel: «Al pedo que vengas… No va a salir… Ya se metió adentro».
Para la jueza del caso, del análisis de estas y otras conversaciones incorporadas a la causa «queda en evidencia la existencia de un plan para ejecutar el hecho en el cual se intercambiaban distintas alternativas evaluando la posibilidad de cada una de ellas y la que mejor asegure el resultado teniendo en cuenta los movimientos de la víctima y todo lo relativo a su custodia».
«Si bien fue Sabag Montiel quien utilizó el arma de fuego contra la víctima, lo cierto es que Uliarte también tuvo activa participación en la ejecución del hecho, en el cual estaba presente a escasos metros de lo ocurrido, brindando el apoyo logístico y moral para su realización», concluyó Capuchetti.