Justo había sacado la calculadora para ver qué tan rojos iban a quedar mis números después de deducir los gastos de luz, gas, tele, internet, monotributo… Y se me apareció la voz timiducha de Cande Tinelli en la radio contándole a un tal Migue Granados cuánto le está afectando la crisis.
Después de escupir mate arriba de mi mantel de loneta decorado por las garras del perro, até cabos y entendí que se trataba de la hija del que tal vez sea el conductor más exitoso del país, dueño de algún que otro equipito deportivo y de una productora de contenidos audiovisuales. Un tipo que, en honor a la verdad, le da laburo a muchos otros tipos y tipas.
«Tuve que volver a vivir con mi papá por la macrisis», empezó a contar y me dibujó una mueca de sonrisa porque descifré que a ella el Gato, llámese nuestro señor presidente de la República, tampoco le simpatiza.
Agregó que aunque tiene su departamento propio, algo que, pensé, podré tener cuando la quede un familiar. Y me cachetié por solo pensarlo. Estábamos en que tiene su departamento propio, pero dijo que decidió alquilarlo por dos años para reducir los gastos.
Contó que con la música vender entradas estaba difícil, porque la gente no quiere gastar. Pensé que no se me había ocurrido que mi perro cobre por ladrar. Y dijo que de su marca de ropa tuvo que cerrar un local, justo cuando yo cerraba la heladera hasta nuevo aviso, por falta de stock.
Cande Tinelli llorando macrisis
— Daia ? (@day_varetti) 3 de julio de 2019
Mmmm vs dsis? pic.twitter.com/pMTT66doCM