Martín Velázquez salió el miércoles pasado de su casa en el barrio Los Olivos de la ciudad de General Güemes en la provincia de Salta cerca de las 19 y se encontró con un pequeño bolso. Adentro había 5.800 pesos.
«Lo primero que hice fue mirar a mi alrededor para ver si observaba a alguien buscando el bolso, pero no había nadie, le pregunté a mi vecino y me dijo que una persona en bicicleta había estado por aquí, salí a buscarlo en mi moto, pero no lo encontré», explicó Velázquez a El Tribuno.
En el bolso, además del dinero, estaba el nombre de su dueño y boletas de tómbola. «Era fácil darse cuenta que quien lo extravió se dedicaba a levantar la tómbola, eso me preocupó más porque sé que tenía un plazo para pagar las boletas, creí que si no tenía ese dinero esas boletas no iban a participar del sorteo y podía tener problemas, como no sabía dónde buscar me decidí por llevarlo a la comisaría del 911 que está cerca de mi casa, pensaba que tal vez esta persona se decidía por realizar en esa comisaría una denuncia de lo que extravió o de lo contrario ellos podrían ubicarlo con mayor facilidad», contó Velázquez.
Ricardo Arquiza era el dueño del bolso y pudo recuperarlo al día siguiente con todas sus pertenencias intactas. Desde que tiene 12 años que levanta tómbola como modo de vida. «Yo ando todo el día en bicicleta, el miércoles fui a anotar la tómbola al negocio de una señora, allí se me cayó el bolsito con el dinero, cuando me di cuenta que me faltaba regresé a buscarlo pero no lo pude encontrar, estaba muy preocupado, por suerte a la mañana siguiente la policía me lo devolvió, me dijo que un hombre que trabaja en el campo lo dejó en la comisaría», contó Arquiza.
«Yo estaba mal porque trabajo todo el día y perder esa plata que no era mía me perjudicaba mucho, desde los doce años vendo tómbola y tengo 48, perdí algunas boletitas en algunas oportunidades, pero nunca tanto dinero como este, es bueno saber que sigue habiendo gente honesta, no pude conocer al hombre solo sé que trabaja en el campo, por esa razón quiero hacerle llegar mi agradecimiento», siguió Arquiza.
Velázquez, de 42 años, trabajaba en el Ingenio San Isidro, sin embargo se quedó sin trabajo el año pasado. Desde entonces se sumó a la cosecha de cebolla en el campo para poder mantener su familia.