Trasplantes: quién decide y cómo es la asignación de órganos en el país

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Cada vez que el caso de un paciente que necesita un trasplante llega a los medios, incluidas las redes sociales, es porque está «primero» en la lista de espera o «en emergencia», de acuerdo con las declaraciones de familiares o amigos. Pero, ¿cómo funciona el sistema de asignación de un órgano en el país?

El sistema de procuración es tan complejo como desconocido en general. Lo primero que hay que saber es que todos los pacientes en lista de espera están en situación «electiva». Recién cuando el equipo de trasplante de un hospital o sanatorio evalúa que el estado de salud del paciente es grave o existe riesgo de muerte, lo comunica a los organismos de procuración provinciales o al del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai)para que pase a estar en «emergencia» o «urgencia».

«Los criterios con los que se seleccionan a los receptores incluyen la compatibilidad inmunológica, para que no haya rechazo del órgano, y la antropometría. El corazón, el pulmón y el intestino demandan que haya una diferencia en tamaño que supere +/- 20% para que se pueda trasplantar y funcionen adecuadamente», explica la directora del Incucai, María del Carmen Bacqué. «Un chico puede recibir el riñón de un donante adulto o, en el caso del hígado, se puede hacer una bipartición.»

En el Hospital Argerich ya se practicaron 500 trasplantes hepáticos
En el Hospital Argerich ya se practicaron 500 trasplantes hepáticos.

En un sistema informatizado del Incucai, que guarda una batería de datos de cada paciente en lista de espera, se carga la causa de muerte real del donante, el grupo sanguíneo, el grupo de histocompatibilidad (determina la diferencia o la similitud inmunológica entre dos personas), los análisis de laboratorio para conocer cómo funciona cada órgano, la antropometría y la edad, entre otros, como la jurisdicción.

Si hay riesgo de vida, prevalece el estado clínico y no el lugar de residencia. En el caso de que haya dos pacientes en idéntica situación, eso actúa como factor de decisión.

«Si el donante está en una provincia, los primeros que aparecen en la lista de asignación son los receptores de esa provincia. Si no, los de la región y, si no, el país -cuenta Bacqué-. Otro factor de desempate es la edad del receptor: los menores de 16 años reciben más puntaje que los mayores.»

Comunicación

Una vez que se obtiene el listado de asignación en orden decreciente, de acuerdo con la prioridad, la compatibilidad y, si cabe, la jurisdicción, el Incucai comienza a comunicarse con los médicos tratantes para conocer si el receptor está en buenas condiciones para el trasplante.

Fiebre, cirugías recientes, infecciones o transfusiones, por ejemplo, son causas por las que se suele modificar el orden de esa lista de asignación cuando el equipo que atiende al receptor considera que la intervención no sería lo mejor para el paciente. En esos casos, se pasa al siguiente receptor potencial.

Pero si está en buenas condiciones y el equipo de trasplante tratante dice que el órgano es el adecuado, se determina a qué hora será el operativo de traslado, de acuerdo con la cantidad de órganos por ablacionar.

Desde la identificación del potencial donante hasta la ablación no pasan menos de 24 horas, incluido el proceso de entrecruzar la información en el Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante (Sintra) para determinar la compatibilidad entre el donante y el receptor.

«En general, se les va informando todo a los equipos de trasplante de los potenciales receptores. Y si el órgano finalmente se le asigna al paciente que está quinto en la lista de asignación, las causas de rechazo en los cuatro primeros deben estar bien auditadas y registradas», afirma la titular del Incucai, entidad que el año que viene cumplirá 40 años. Un trasplante puede durar entre dos y ocho horas, en promedio.

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