Ernesto tiene parálisis cerebral desde que nació. Cuanto más crecía, más se dificultaba movilizarlo, y sus padres ya estaban desesperados: manipular la silla postural para un niño que padece parálisis cerebral no es simple ya que no es plegable y el transporte público se convierte en casi un imposible, y más aún si consideramos un viaje en taxi (la mayoría no paran para llevar a personas con esta discapacidad). Además, a esto se sumaba la preocupación por una de las principales consecuencias de la inmovilidad propia de esta patología: los pulmones se atrofian.
Cuando los padres de Ernesto, de 14 años, le pidieron ayuda a un joven estudiante de ingeniería industrial, él decidió convertir este desafío en su tesis universitaria, el último paso para graduarse. Desarrolló un vehículo de tres ruedas que es, a la vez, bicicleta y silla de postural ergonómica. Permite estimular y rehabilitar a personas con parálisis cerebral, un trastorno permanente y no progresivo que afecta la psicomotricidad. Se llama ErniBike (en honor a Ernesto) y cualquier persona puede transportar al paciente, que indirectamente pedalea y así fortalece su aparato respiratorio y su musculatura.
En la Argentina, más de 1000 niños nacen o desarrollan parálisis cerebral por año. «El desafío era doble: crear algo para movilizar a Ernesto y que, a su vez le permitiera ejercitarse; entrevisté a muchos médicos y terapeutas para crear este rodado que utiliza los pedales traseros para impulsar el vehículo y los delanteros se mueven solos, a un ritmo más lento, ayudando a la rehabilitación, y si es necesario pueden desacoplarse», explicó el creador del innovador móvil, Diego Blas, de 27 años, a LA NACION.
Carga solidaria
El vehículo está diseñado para dos personas: el paciente se ubica en la silla delantera, que está acondicionada con arneses para mayor seguridad, y el adulto que pedalea. En general las familias deben comprar una silla postural – que ronda entre los $65.000 y los $100.000 – poco práctica para el traslado. Sin embargo, Blas resolvió el problema que tienen la mayoría de las familias con hijos que padecen este tipo de parálisis, la ErniBike ya tiene una silla postural incorporada, y además el joven, con interés social profundo, decidió que el vehículo que diseño se vendiera a un precio mucho más reducido que la silla postural, casi un tercio del valor.
Blas ya está trabajando en una nueva versión de la bicicleta que permitirá que la silla postural se pueda desacoplar y transformarse en una silla postular, de manera sencilla y sin necesidad de herramientas. Esto permite evitar la necesidad de contar con otra silla de ruedas. «Es un producto que puede optimizar la calidad de vida de los pacientes con parálisis cerebral, además la pueden adquirir personas con otras discapacidades, como personas con discapacidad visual, paralíticos y hasta personas mayores
La Asociación de Empresas Tucumanas de Tecnología de la Información (Aetti Hub) trabajó junto a Diego Blas en la promoción de su tan ansiado proyecto. Aetti es el primer hub para la incubación de startups tecnológicos y productivos del noroeste argentino que vincula a emprendedores, empresas e inversores.
En la capital tucumana, donde tiene la fábrica y de donde es oriundo, Blas también prevé para versiones futuras de ErniBike, un sensor para medir la frecuencia cardiaca del paciente en todo momento, a través de un dispositivo adosado a su dedo. «Las familias que tienen un hijo con discapacidad cerebral llevan una vida muy dura que requiere de tiempo, plata, y muchas visitas a médicos de distintas especialistas, desde cardiólogos hasta neurólogos. Cuando desarrollé ErniBike busqué combinar los dos aspectos cruciales para ayudar a estas familias, por un lado simplificar el tiempo en traslados y viajes, y por el otro ayudar a la rehabilitación física y emocional de quienes sufren a diario esta discapacidad», indicó Blas, que resaltó que este invento está tomando notoriedad en muchos países de todo el mundo. Desde Facebook, y otras redes sociales, recibe mensajes con dudas desde Canadá hasta Australia.
«Es fundamental que las personas con discapacidad cerebral participen de actividades recreacionales que combinen una fase deportiva con esparcimiento social, de esa manera generan mayor actividad emocional», dijo Máximo Zimerman, el director de Neurorehabilitación de la Fundación Ineco, fundada por Facundo Manes. Además, según el especialista, es una de las primeras causas de discapacidad en menores. «La mejor rehabilitación es afuera de sus casas o de los centros, que son cerrados, y en contacto con el medio ambiente, de esa manera se logra generar motivación en los pacientes», continuó.
Zimerman también indicó que cuanto más intensa sea la actividad física, mejor será el proceso de recuperación. Quienes padecen esta discapacidad, tienen un proceso de aprendizaje muy largo y difícil, en especial en cuanto a la coordinación y la elongación.