Sofía fue violada desde los 7 hasta los 19 por su padre y, como consecuencia de los constantes y reiterados abusos, tuvo tres embarazos, con un aborto, una beba fallecida y una última chiquita que actualmente está criando.
Su valiente testimonio llevó al hombre a la cárcel en mayo de 2017 pero ahora, por un error insólito, podría recuperar su libertad.
El juicio oral debía comenzar el pasado 4 de junio en los tribunales de Quilmes, pero dos días antes advirtieron que estaba perdido el estudio de ADN del abusador. Sin esta prueba clave, el debate se postergó hasta noviembre pero podría recibir el beneficio de la excarcelación debido a que lleva detenido más de dos años preso sin condena firme.
Desde la Asociación de Víctimas de Violaciones (Avivi), su titular María Elena Leuzzi, que brinda asistencia y apoyo a Sofía, manifestó que «se viene pidiendo que de ninguna manera éste degenerado recupere la libertad, por eso estamos en estado de alerta, y sabemos que la Justicia comete atrocidades todo el tiempo, entonces si perdieron el estudio de ADN, por qué nos vamos a quedar tranquilas creyendo que no lo van a liberar», dijo en declaraciones a Diario Popular.
«Es un asunto técnico y hay antecedentes similares. Las personas pueden estar detenidas con prisión preventiva y sin condena firme durante dos años. Pasado ese lapso, si la persona acusada aún no tiene sentencia, debe recibir un beneficio excarcelatorio porque se considera que tenerlo preso sin condena es violar sus derechos. Lo entendemos, pero aquí no se trata de un ladrón de autos, sino de alguien que violó durante 12 años a su hija. La embarazó tres veces, la sometió a palizas. Le pedimos a toda la sociedad que acompañe a Sofi y no la dejemos sola», remarcó Leuzzi.
Según el relato de la víctima, los ataques se producían cuando su mamá se iba a trabajar. El padre, que tenía un taller mecánico en su casa, aprovechaba esos momentos para violarla y ella, durante mucho tiempo, guardó el secreto por miedo. «Empezó a decirme que si hablaba mataría a mi mamá o mis hermanos. Era tres o cuatro veces por semana que me violaba, durante doce años. Recién a los 19 pude salir de ese infierno», contó.
La primera vez que quedó embarazada tenía 15. «Me hizo abortar. Me llevó a un lugar para dilatar el útero y él mismo me puso las pastillas. Al otro día la panza se me puso dura y expulsé el feto», relató. Un año después, volvió a embarazarla y nació una beba, que murió ocho meses después en el Hospital El Cruce por problemas cardíacos y respiratorios.