Un clásico debate entre amantes de los animales: ¿perros o gatos? La respuesta podría estar en su proceso de domesticación y en cómo establecen vínculos con su entorno y sus cuidadores.
¿Los perros se apegan a las personas y los gatos a la casa? esto dice la ciencia
Uno de los mitos más difundidos sobre las mascotas asegura que los perros se apegan a las personas mientras que los gatos lo hacen al hogar. Aunque este tópico tiene algo de verdad, la ciencia sugiere que la realidad es mucho más compleja.
¿Por qué los perros son más dependientes?
Los perros, descendientes del lobo (Canis lupus), han pasado por un proceso de domesticación que los volvió altamente dependientes de los humanos. En sus orígenes, nuestros antepasados ganaron su confianza ofreciéndoles alimento, lo que transformó a los humanos en su principal fuente de seguridad. Este vínculo se fortaleció debido a la naturaleza jerárquica de los lobos, donde siempre existe una figura de referencia.
Además, los perros ven a sus cuidadores como parte de su manada, buscan constantemente su compañía y, al igual que con sus pares caninos, desarrollan una profunda conexión emocional. Por esta razón, suelen adaptarse con facilidad a cambios de domicilio, siempre que su cuidador esté cerca.
¿Y los gatos?
Por su parte, los gatos, descendientes del gato montés (Felis silvestris), han conservado muchas de las habilidades de supervivencia de sus ancestros. Históricamente, estos felinos cazaban y exploraban su territorio sin depender completamente de los humanos. Su seguridad estaba vinculada a su conocimiento del entorno y no tanto a su relación con otras criaturas.
Este instinto territorial persiste hoy en día, lo que explica por qué los gatos suelen estresarse más con los cambios de domicilio que con la ausencia temporal de sus cuidadores. Sin embargo, esto no significa que no formen lazos afectivos; simplemente, no dependen de los humanos para sentirse seguros.
Un experimento que lo demuestra
Un estudio realizado por Daniel Mills y Alice Potter, de la Universidad de Lincoln, analizó los signos de estrés en gatos domésticos al enfrentarse a situaciones de separación de sus cuidadores. Se observó que los gatos más apegados mostraban angustia y buscaban contacto al regresar sus tutores, mientras que los más independientes eran indiferentes ante la ausencia, incluso si estaban acompañados por un extraño.
No obstante, los investigadores concluyeron que el apego en los gatos es menos común que en los perros, aunque en algunos casos el cuidador actúa como una «base segura». La diferencia radica en que los gatos dependen más de la familiaridad del entorno que de una figura protectora.
¿El futuro cambiará esta percepción?
Con los cambios en la tenencia de mascotas, especialmente en los gatos que viven exclusivamente en interiores, estos comportamientos podrían evolucionar. En el futuro, quizás la idea de que los gatos se apegan solo a la casa sea solo un recuerdo.