Apenas pasadas las 13 de hoy miércoles, en el sexto piso del Palacio de Tribunales y en una sala colmada de público, comenzó el juicio oral y público que se sigue a Vilma Vera y Gustavo Arrieta por el homicidio de Marcelo Alejandro Arrieta, el 27 de octubre de 2020, quien fuera asesinado en el Parque Ecológico al recibir tres puñaladas.La audiencia se encuentra presidida por la Dra. Karina Piegari, magistrada del Tribunal Oral Criminal 1 y por primera vez en el año y por tercera desde que existe la posibilidad de realizar juicios por jurados populares en el Departamento judicial Junín.
Sentados en uno de los laterales de la sala –el que da a la calle-, fueron ubicados los 12 integrantes del jurado popular mientras que en la primera fila de la sala, seis suplentes que seguirán el debate minuto a minuto.De cara a la Dra. Piegari, a su izquierda, la fiscal Paola Luján, el representante del particular daminifcado, Dr. Fernando Ojeda, el Dr. Esteban PederneraA pocos metros de distancia, los Dres. Leopoldo Singla, defensor oficial que representa a Gustavo Arrieta y el Dr. Mauricio Muñoz, asesor letrado particular de Vilma Vera.Junto a los letrados, los acusados, quienes permanecieron inmutables durante toda la jornada. Tal vez la mujer y ex pareja de la víctima era quien más interactuaba con su abogado.
LA PRIMERA HORA
Durante prácticamente una hora, la Dra. Piegari explicó a los integrantes del jurado popular, el mecanismo de las audiencias, los deberes y obligaciones de cada uno de ellos y cuestiones técnicas.Sus palabras fueron no solo interesantes para las personas a las que estaban dirigidas sino también para el público no habituado a presenciar este tipo de debates, incluidos funcionarios judiciales y estudiantes de la carrera de derecho de la UNNOBA.
La Dra. Piegari remarcó dirigiéndose a los presentes, que se estaba frente al tercer juicio por jurados en poco más de 9 años, situación “relevante en la historia del departamento Judicial Junín”.Al hablarle a los integrantes del jurado, hizo especial hincapié een el rol que les fue asignado, que es “muy importante. Deben estar tranquilos, atentos, a escuchar todo lo que sucede”. Mientras tanto, “les voy a ir dando instrucciones a medida que vayamos avanzando para que puedan comprender. Es deseo de todos que arriben a una decisión justa que es el objetivo ms importante de esta audiencia”, para cerrar sus conceptos agradeciéndoles la función que comenzaron a cumplir.
LA IMPUTACION
Vale remarcar que sobre quienes se sientan en el banquillo de los acusados pesan calificaciones de confirmarse podrían llevarlos a cumplir condena de prisión perpetua.Marcelo Arrieta está acusado por homicidio calificado por alevosía mientras que sobre Verón pesa la misma imputación con el agravamiento del vínculo por haber mantenido con anterioridad, una relación de pareja con Marcelo Torres.
LINEAMIENTOS DEL JUICIO
Cada una de las partes fijó los lineamientos del debate oral donde lo que se discute no es la existencia del delito ni tampoco la participación de los acusados sino la calificación que amerita y que de acuerdo a cada una de las partes, varía fundamentalmente en la figura de la alevosía.
CUESTIONES ACREDITADAS Y ACORDADAS
Lo que voy a hacer es definirles las cuestiones acreditadas, aquellas que ellos han decidido no discutir y no va a haber prueba pero deben considerarlo de manera conjunta es importante que lo tengan en claro responde al acuerdo y los obliga y se los tengo que transmitir y leo y lo van a saber con instrucción finalTal como lo explicó la Dra. Karina Piegari a los doce integrantes titulares y seis suplentes del juzgado popular, hay una serie de puntos centrales de la causal a los que las partes arribaron a un acuerdo, motivo por el cual, “están probados y así lo están para ustedes”.
Al señalar las partes, ellas incluyen a la fiscalía, representada por la Dra. Paola Luján; al representante del particular damnificado, Dr. Fernando Ojeda; al defensor de Gustavo Damián Arrieta, Dr. Leopoldo Singla y al representante de la imputada Vera, Dr. Mauricio Muñoz.Los actores del debate dieron por probado que Marcelo Alejandro Torres –la víctima-, y Vilma Esther Vera habían concertado una cita previamente, aquel 26 de octubre de 2020; que con anterioridad había existido entre ellos una relación de pareja; que el 8 de noviembre de 2015, la víctima le causó a Vera una equimosis en el brazo izquierdo y hematoma en parietal del mismo lado por lo que Marcelo Torres fue condenado en una causa por lesiones leves agravadas por su situación de pareja.Sobre el día del homicidio, también coincidieron las partes en que Gustavo Arrieta estaba en el Parque Ecológico cuando llegó Torres conduciendo su automóvil, Renault Clío gris, acompañado por Vilma Esther Vera.
Que cuando estaban en el automóvil, Arrieta rompió el vidrio de la puerta del lado del conductor y atacó a Torres con golpes de puño y luego lo apuñaló tres veces en el cuello, ocasionándole una pérdida importante de sangre que le ocasionó la muerte.También hubo coincidencia previa en que la navaja secuestrada fue la empleada para apuñalarlo.La Dra. Piegari continuó informándole al juicio popular que “en ese mometo, vera y Arrieta estaban en pareja y siguen siéndolo, por tal razón mantienen contacto personal aún cuando se encuentran detenidos”.
También que el 27 de octubre del 2020 a las 15:40, un médico revisó a Gustavo Arrieta comprobando que tenía un hematoma pequeño en la región dorsal izquierda y múltiples excoriaciones de codo a muñeca derecha, que se produjeron en el contexto del hecho, mientras que Vera no presentaba lesiones físicas.Siempre dentro del acuerdo al que arribaron previo al debate oral, se avanzó sobre los teléfonos celulares de los acusados – un Samsung azul y un Motorola negro-, los que le fueron entregados a los investigadores, a las 14 horas del 27 de octubre de 2020, en el domicilio de calle Berutti y que con posterioridad fueron analizados por un programa informático especial, además de un tercer celular perteneciente a Torres.También acordaron que el 28 octubre a las 8 20 horas, personal policial realiza un allanamiento en la casa de vera y Arrieta donde secuestran la ropa que vestían el día del homicidio, que si bien no presentaban rastros de sangre, estaban limpias y con olor a jabón; una mochila con sangre perteneciente a Torres, un paño amarillo con sangre y una moto Gillera Smash roja y negra en la que los acusados volvieron del Parque Ecológico, después del homicidio.Finalmente, también coincidieron en que tras la evaluación de psiquiatra forense, los imputados no tienen ningún impedimento para comprender la criminalidad del hecho, “distinguen lo correcto de lo incorrecto”,Insistió en este punto la jueza Piegari dirigiéndose a los integrantes del jurado popular, en que todo lo descripto fue acordado por las partes y ustedes deben tenerlo en cuenta”
PRUEBAS TESTIMONIALES
Eran ya las 14:30 horas cuando, en una sala colmada de público, familiares y amigos de Marcelo Torres, funcionarios judiciales, estudiantes de abogacía y público en general, comenzaron a escucharse las pruebas testimoniales.Las mismas se centraron en describir la personalidad de Marcelo Alejandro Torres, su vida, la relación que había mantenido con la acusada Vera, en más de una oportunidad calificada como “tóxica” por amigos de la víctima.Así se sucedieron los testimonios de Rodrigo Medina, quien es padre del hijo que tuvieron en común con Vilma Vera, hace ya once años, relación anterior a la de la acusada con Marcelo Torres.Un párrafo aparte merece el testimonio de Rodríguez quien no sólo reconoció haber sido amenazado por presentarse al juicio, sino que además, – a modo de represalia-, desde hace 15 días no se le permite ver a su hijo. Y muy especialmente pidió ayuda para que alguien lo escuche porque “lo único que me interesa es mi hijo. Solo quiero ser un padre presente.Habló de cómo padeció la relación con Vera e inclusive llegó a relatar el día en el que lo persiguió con un cuchillo.Al cierre de su testimonio fue la jueza Dra. Karina Piegari quien se dirigió a la fiscal, Paola Luján, para que se ocupara de ver cómo canalizar el reclamo de Rodrigo Medina.Luego continuó escuchándose el testimonio de Elvira López, madre de los hijos de Marcelo Torres.Si bien estaban separados desde hacía mucho tiempo, ante el jurado popular, López se refirió a Marcelo Torres con términos elogiosos, lo consideró un excelente padre y asumió que la separación de la pareja mucho había tenido que ver con que “yo era …se cansó…yo era mala….gritaba…la seguía y la seguía….”.También recordó haber protagonizado un incidente con Vera una tarde cuando fue a buscar a sus hijos que se encontraban con el padre.Llegó el turno de los amigos de Marcelo Torres. Ezequiel Fernández Bogarín, Walter Darío Fernández, Ángel Luciano Leiva y María Luján Miranda.Todos coincidieron en que su amigo era una persona tranquila, callada, que amaba a sus hijos y siempre estaba dispuesto a dar una mano.
En cuanto a la relación con Vilma Vera, el término más usado fue el de “relación tóxica” por lo que describieron distintas situaciones en las que no quedó “bien parada” la mujer.El último testimonio fue el de Américo Torres, padre de la víctima.Para ese entonces lo único que se escuchaba en la sala de audiencias era el llanto contenido de una mujer. La madre de Marcelo.“Soy el padre”, le dijo a la Dra. Karina Piegari. “Él era un buen muchacho, trabajador, buen padre de dos criaturas, buen compañero con los amigos”.Jugaba al fútbol “y siempre lo acompañaba con los nietos. Mayormente sábado y domingo”.Recordó que “mirábamos fútbol juntos. Últimamente, él estaba viviendo conmigo y teníamos una relación normal. Era un muchacho de pocas palabras”.Y se refirió al último día que lo vio, aquel 26 de octubre de 2020.Aquella jornada “le dije si no me ayudaba a poner una chapa porque era alto” y así lo hico.También “me ayudó a poner un lamiplast en el techo. Después se puso a lavar el coche. Era un obsesionado con la limpieza, tanto que había que sacudirse los pi0es para subir al auto”. Después se fue cerca de las 19 y volvió como a la medianoche. Me saludó y se fue a su pieza. Como a los diez minutos sentí un llamado del teléfono de él. Y diez segundos después otro. Le escuché decir ya voy”.Y fue cuando “apagó la luz de su pieza. Lo vi pasar por el pasillo. No me dijo nada. Fue la última vez que lo vi”.