Los inconvenientes que viven vecinos a la Casa de Abrigo “Francisco Legarra” desde hace varias semanas, no encuentran respuestas ni solución.
Y la realidad es que van más allá de piedrazos arrojados desde los techos del instituto hacia propiedades linderas, abolladuras y vidrios rotos de algún vehículo estacionado en la vía pública como consecuencia del impacto de objetos contundentes, algún elemento con fuego cayendo en patios, por mencionar algunos.
La gota que rebalsó el vaso ocurrió la noche del miércoles. Una vez más desde los techos de la Casa de Abrigo caían piedras hacia la calle.
Alertados vecinos comenzaron a ubicar a los propietarios de autos estacionados para que los retiren, al tiempo que por el lugar circulaba un motociclista que si bien recibió el impacto de una piedra, milagrosamente no pegó en su cabeza. De haber ocurrido, la información hoy podría haber sido otra.
El mismo día, una denuncia se había radicado en dependencia policial. Un pasajero del Hotel ubicado sobre calle Liliedal, oriundo de la localidad de Carlos Tejedor que se había trasladado por un problema de salud, se encontró con su vehículo dañado.
De acuerdo a los testimonios recogidos, el autor sería un menor de 12 años que se encuentra alojado en la Institución pero no se quieren o no se pueden tomar medidas que van más allá de los problemas de convivencia en un sector de la ciudad.
Lo que supimos es que la situación que se repite desde hace varias semanas involucraba en un comienzo, a dos menores de 12 y 17 años.
NO ES SOLO UNA CUESTION DE DAÑOS
Y es aquí donde se entiende porqué el conflicto va más allá de los daños ocasionados por un menor.
Aquí hay un tema que los especialistas y autoridades deben atender. Brindar la protección, asistencia y contención necesaria para ayudar a salir adelante al niño de 12 años.
UN BUEN ALUMNO
Hubo quienes señalaban que es un buen alumno en el establecimiento educativo al que concurre, que practica un deporte, pero el encierro podría ser uno de los factores que lo llevan a reaccionar de esta manera.
Junin24 dialogó con Víctor Casella, presidente de la Cámara Hotelera Gastronómica, quien además de ser vecino es el propietario de “El Descanso”.
Ante todo remarcó, que hace cuarenta años que está allí y jamás tuvieron problemas por la presencia de la hoy Casa de Abrigo.
La convivencia en el barrio y sobre todo en las casas próximas transcurrió siempre por los carriles normales.
Casella aclaró que personalmente tomó contacto con las autoridades del instituto pero no han logrado poner freno a la situación.
LOS RIESGOS
Yendo un poco más lejos aún, no se puede dejar de pensar que hay un chico de 12 años que periódicamente se trepa a los techos del edificio que lo alberga, con la presunta intención de ocasionar daños y sin medir siquiera que está poniendo en riesgo su propia vida, caminando entre las chapas a dos aguas, en medio de la oscuridad y la posibilidad cierta de tropezar y caer.