Por Lic. Gustavo Gómez. Economista
La Curva de Laffer es una posibilidad teórica de la ciencia económica que indica que, pasado un cierto grado de presión impositiva, es posible aumentar la recaudación tributaria bajando los impuestos o las tasas municipales, según en el estamento del Estado en que nos encontremos.
Esto es muy difícil determinarlo a priori algebraicamente, por lo que nos valdremos de una herramienta secundaria, un gráfico, para analizar la situación y tratar de explicarla.
En el eje de las abscisas (el eje de las x que nos enseñaban nuestras profesoras de Matemática), figura la alícuota de la tasa (t). Por supuesto, aquí se nota que, si no se presiona, se recauda 0, estamos en el punto to y si a algún gobernante quiere cobrar el 100%, el punto tmax, de lo que posee una persona, tampoco cobrará nada porque nadie entrega todo su patrimonio. Obviamente, entre ambas, existe una alícuota que, a un municipio, o una provincia, o la Nación que le permite una máxima recaudación t*.
El eje de las ordenadas (el eje y), muestra los ingresos fiscales de los tributos (T), donde a la presión tributaria t*, le corresponde la máxima recaudación Tmax.
El lado malo de la Curva de Laffer (que la anécdota cuenta que la dibujó en una servilleta) se encuentra a la derecha de t*, por lo que en un punto como t3, es posible bajar la tasa tributaria y aumentar la recaudación. Esto es claro un beneficio para los contribuyentes que pagan y para la Municipalidad. ¿Cómo sucede esto? Con contribuyentes que pagaban bastantes de sus tasas, pero por razones económicas no el total y, sobre todo, porque ingresan al circuito de pago contribuyentes que no estaban pagando porque la plata no le alcanza para hacerlo.
Como dijimos antes, es difícil demostrarlo algebraicamente, pero cualquier economista o un político avezado, puede percibir “a ojo” cuando nos pasamos de la raya y fuimos a parar al lado malo de la Curva de Laffer. Esto es lo que hicieron en la Municipalidad de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel y su secretario de Hacienda Francisco Pigretti y después fue imitado por algunos municipios de nuestra provincia y de otras también, en general con buen suceso.
¿Qué puede fallar? Sí. Para ello lo recomendable es primero bajar el gasto inútil, el gasto superfluo y el gasto político (siempre se puede hacerlo) cosa que un posible error de cálculo agrande el déficit y en vez de solucionar un problema, se termine agravándolo.
Demás está decir que nuestra ciudad ha recorrido el camino inverso y ha aumentado tasas y también existe un galimatías de tasas y tasitas que además de no ser relevantes económicamente, aumentan los costos de transacción de instalaciones comerciales, microemprendimientos, de construcción que atentan indirectamente contra la creación de empleo genuino. Si a esto se le añade, que muchos de los aumentos de las tasas fueron superiores a los votados por el Concejo Deliberante es muy posible que nos hayamos pasado al “lado malo” de la curva de Laffer.
El presupuesto votado es el último del segundo mandato de la actual administración municipal, por lo que está escrito que ya no cambiará. Es por ello que se propone desde otro espacio de Juntos por el Cambio para un próximo mandato una reforma tributaria que tenga en cuenta todos estos preceptos, las enseñanzas de Laffer, la experiencia de Capitán Sarmiento y dejar a un lado el aumento permanente de tasas que afligen tanto a los juninenses.