El pasado 8 de noviembre de 2022 se celebraron las elecciones de medio término en Estados Unidos, donde fueron elegidos 435 miembros de la Cámara de Representantes y 35 senadores de los 100 escaños del Senado de ese país, cuyos resultados determinarán la composición del 118º Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica.
Asimismo, se disputaron treinta y seis de las cincuenta gobernaciones estatales y numerosos alcaldes. Esta fue la primera elección afectada por la redistribución de distritos de EEUU de 2022, que siguió al censo de 2020.
A priori, las encuestas estimaban lo que numerosos analistas políticos norteamericanos denominaban la “oleada roja republicana”, convirtiendo al Partido Republicano en el favorito para recuperar el control de ambas cámaras del Congreso, y de vencer en varios estados claves, principalmente logrando la victoria de algunos candidatos apoyados públicamente por el ex presidente Donald Trump; lo que, de cumplirse, impulsaría notablemente su candidatura para las próximas elecciones presidenciales del año 2024.
Si bien habitualmente en las elecciones intermedias el partido del Presidente en ejercicio a menudo pierde una cantidad significativa de escaños en el Congreso, los resultados preliminares mostraron que los candidatos del Partido Demócrata, del actual presidente Joe Biden, superaron drásticamente estas tendencias históricas, lo que convirtió a éste en el mejor desempeño del partido del presidente desde las elecciones de mitad de período del año 1950.
Además, los demócratas sumaron dos gobernadores (de los estados de Maryland y Massachusetts) a los que ya contaba, destacándose la primera mujer gobernadora -Maura Healey- del estado de Massachusetts.
Mientras tanto, los candidatos del Partido Republicano que fueron respaldados por el ex presidente Donald Trump, o que negaron los resultados de las elecciones presidenciales de EEUU en 2020, tuvieron un desempeño significativamente inferior a los estimados en las encuestas.
La excepción es el candidato a gobernador del estado de Florida -Ron de Santis-, que logró una victoria claramente más amplia que la estimada, lo que lo posiciona para ser el próximo candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos.
Cabe destacar que hasta ahora (ya que aún faltan por contarse numerosos votos en varios estados como Arizona, Nevada y Georgia, cuyas elecciones a gobernador están bastante reñidas), los resultados de las elecciones están reflejando tendencias que se comenzaron a percibir a partir del año 2012, en las que la clase trabajadora estadounidense blanca, y desde el 2016 también algunas minorías en particular los hispanos y latinoamericanos, se inclinaron aún más hacia el Partido Republicano, mientras que los blancos ricos y con educación universitaria se inclinaron abrumadoramente hacia el Partido Demócrata.
Por último, es de mencionar que los referéndums para preservar o expandir el acceso al aborto ganaron uniformemente, incluso en estados como Kansas, Kentucky, Michigan (Propuesta 3) –estado donde los demócratas tomaron el control total del gobierno por primera vez desde el año 1983-, y Montana, al igual que los que aumentaron el salario mínimo (Nebraska y Nevada) o ampliaron la cobertura de Medicaid (Dakota del Sur).
En otras elecciones, los demócratas también obtuvieron el control total del gobierno en el estado de Minnesota y posiblemente en el de Pensilvania (estado en el cual ganaron la banca para Senador por sobre un férreo candidato de Trump), lo que ha motivado al propio presidente Joe Biden a anticipar que se postularía para las próximas elecciones presidenciales buscando su reelección.