Por Valeria Arata
*Diputada Provincial por el Frente de Todos
La violencia de género, es un flagelo que las mujeres venimos soportando, sufriendo, padeciendo y por supuesto luchando para su eliminación, en todos los ámbitos de nuestra vida.
Sufrimos un femicidio cada 20 horas, y nos negamos a naturalizarlo como una estadística fría, cada una de las víctimas es un herida que no sanará.
El aumento de participación social y política, y la movilización de vecinos, son una muestra del estado de ánimo de una sociedad que no olvida, y que demanda la necesidad de encauzar por parte de la política esta situación.
Es imprescindible trabajar en unidad todos los niveles del Estado, con organizaciones de la sociedad civil, activistas, redes de mujeres, ONGs, para crear herramientas que sean más eficientes en la protección de la mujer y la prevención de la violencia.
La ley Micaela promulgada el 10 de enero de 2019, que establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación, es un avance fundamental. En la misma línea, la decisión de Alberto Fernandez, en sus primeros días de gestión de crear el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, es un signo claro de compromiso para profundizar el trabajo en ese sentido.
En el orden local, es necesario que el Municipio sea parte de este nuevo paradigma y tenga políticas públicas con perspectivas de género que fortalezcan las herramientas institucionales. Vemos en los medios locales, la convocatoria de la Secretaría de Seguridad Municipal que busca generar un plan integral de Seguridad, y si bien no he sido invitada a participar de las discusiones previas, creo que es una buena oportunidad para incluir esta temática como central en cualquier planificación de seguridad, y en el resto de las políticas públicas. Nuestra ciudad sufre también este flagelo y poco se ha avanzado en la contención y protección de las víctimas, con una casa sin terminar anunciada en reiteradas oportunidades por el Intendente.
La cultura patriarcal y su arraigo en nuestra cotidianidad es una práctica que debemos modificar con determinación política.
Las mujeres seguiremos insistiendo en esta lucha que nos involucra y nos encuentra unidas y comprometidas.