Opinión: Bailar con la Vida

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Por Isabel Muñoz Marcos 

Desde la noche de los tiempos, la humanidad se ha expresado individual o grupalmente a través del ritmo y de la música, ya sea para pedir la protección de los dioses, como ritual de paso, como celebración de bienvenida, de despedida, de dolor, de alegría, como vía para alcanzar el éxtasis, variantes diferentes dependiendo la cultura del lugar. 

Por otra parte, el gusto por la música y por el baile pareciera ser algo innato, no es necesario ser un conocedor experto para apreciar y disfrutarla, bailar, aún sin técnicas,  es un ejercicio que ayuda al corazón a mantenerse fuerte al aumentar el ritmo cardíaco y mejorar la capacidad pulmonar, entre otros beneficios 

A todo eso podemos sumarle el beneficio emocional, ya que, además de todos los beneficios físicos y mentales,  bailar lleva a sonreír. La música hace que se expresen  sentimientos y nos pone en modo alegría. Entrar en contacto con el cuerpo a través del baile es algo  simple, y al alcance de tod@s,  ayuda  reconocer el cuerpo propio como “un conducto vital  que nos permite actuar ante la vida y a conectarnos con el exterior y con nuestro interior

Y ¡ahí vamos!

Bailar con la vida, no solo con el cuerpo, sino bailar con nuestras emociones, poder comprender,  que son parte de nosotros en el ir y venir de la existencia y que es vitalmente necesario convivir con ellas sean estas  agradables o desagradables

Considerar  que la  intensidad de la emoción,  no es el  problema de la emoción en sí, sino de la  interpretación que hacemos de  la realidad o de lo aprehendido a lo largo de nuestras vidas, por otra parte las emociones son adaptativas, ni buenas, ni malas, ni positivas, ni negativas,  son un indicador de  cómo nos encontramos ante determinadas situaciones

Entonces,  para bailar con la vida necesitamos  liberarnos  de sentimientos  de enojo, resentimientos añejos, culpas insanas, debemos   despojarnos de la envidia que nos opaca y nos llena  de justificaciones absurdas a la hora de re plantearnos nuestra falta de compromiso. Las carencias insatisfechas que habitan en nuestro subconsciente  son las  que nos sujetan a una vida  que llamamos “sin sentido”; y  la verdad es que  debemos asumir de una vez por todas, que somos los únicos responsables  de darle “sentido” a nuestra propia vida. 

Y darle sentido a la vida  es aprender a “danzar” con las emociones,  tomar “agilidad emocional” soltar creencias, soltar pensamientos de apego, sentimientos egocentristas, salir de abajo de las estructuras  que nos limitan la libertad de ser y poder convivir  saludablemente con nuestra historia de vida y con nuestro mundo interior de manera  que haya compatibilidad entre el pensamiento y la acción, entre lo que activa nuestra respuesta inconsciente y la opción al decidir qué actitud tomaremos.  

Danzar  al compás de la vida es practicar  “agilidad emocional”, es armonizar  con las emociones, reconocer entre una emoción adaptativa y una falsa alarma, entendiendo que hay muchas realidades posibles que pueden  mejorar la calidad de nuestro presente , teniendo en cuenta que mientras más amables nos comportamos  con nosotros mismos , más resilientes somos.

 Gestionar las emociones  con inteligencia es  responder con lo mejor que llevamos dentro, y así “musicalizar” con armonía nuestra vida y la de quienes nos rodean, es mantener una relación sana con nuestras emociones 

Cultivar la integridad y la autenticidad, cambiando culpa por responsabilidad, dar sin esperar, amar sin condiciones, asumiendo que la vida es un continuo aprendizaje y es Una

Agradecer cada mañana  la respiración que nos impulsa a la vida gratuitamente, agradecer por el cuerpo que nos acompaña en  el paso por esta tierra.

 La gratitud es un acto sublime por excelencia,  moviliza nuestra energía, nutre la  felicidad, y  aporta  “sentido” 

Resumiendo, no te olvides de bailar, la danza es medicina a través del ritmo, espacio, energía, forma y tiempo, que reviste al cuerpo de substancias que curan las dolencias físicas y psicológicas, danzar es terapéutico para nuestro cuerpo físico, pero bailar con la vida, bailar con nuestro cuerpo emocional … ¡es maravilloso!

AGRADECE Y DANZA 

                         «Todo en el universo tiene ritmo. Todo baila.” – Maya Angelou

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