Bandas que se disputan el control del territorio estarían detrás de los asesinatos.
Dos homicidios volvieron a agitar el fantasma de la guerra narco en la Villa 31 entre grupos antagónicos. Se trata de la organización liderada por el peruano César Humberto Morán de la Cruz, alias «El Loco César» y los Sampedranos, una banda conformada por ciudadanos de nacionalidad paraguaya.
El 5 de febrero, a la madrugada, se escucharon detonaciones en la manzana 99 del barrio de Retiro. Cuando la policía llegó, encontró a Orlando Ortellado Sosa, de 18 años, herido de bala en una pierna derecha. Jorge Florentín Mendez, en cambio, no sobrevivió al ataque. Fue baleado en el rostro y en el tórax, indicaron fuentes del caso a TN.com.ar
Y, aunque no tenía antecedentes en la Justicia, los vecinos lo vinculan a la venta de droga en el sector controlado por los Sampedranos. Los detectives que trabajan en el caso creen que el crimen de Méndez había sido ordenado por «El Loco César», condenado en octubre de 2015 por el homicidio de María Belén Peralta, una joven asesinada por error por dos sicarios del jefe narco.
Cuando ordenó ese crimen, Morán de la Cruz ya cumplía una pena por narcotráfico en Devoto. También lo señalan por el hallazgo, en marzo de 2018, de tres cuerpos calcinados en la Villa 31.
Este viernes un hombre de nacionalidad peruana fue atacado a tiros en el ingreso al barrio, cerca de las 23.30. Se trata de Mariano Alvarado, que fue trasladado al hospital con dos heridas de bala en las piernas. Según relataron los vecinos fue abordado por cinco hombres que le robaron y le dispararon.
Pero una respuesta más contundente al crimen de Méndez habría llegado este sábado por la tarde, cuando fue asesinado Kevin Moise Leonardo Ayala, un joven de 23 años con antecedentes por narcotráfico y vinculado a la venta para la banda de «El Loco».
Ocurrió en la manzana 10 de la Villa 31 bis, en inmediaciones a la «Plaza de los Lápices», sector también dominado por los Sampedranos, que no tienen un líder definido, sino que se agrupan en familias. El grupo de Morán de la Cruz se adjudica las manzanas 105 y 107.
Los investigadores describieron el crimen como «un ajuste de cuentas de vieja data entre dos facciones dedicadas a la venta de drogas».
