El caso conmoció la ciudad bonaerense. Fue asesinada con una plancha de hierro para hacer bifes en marzo del año pasado. Por este hecho ya hay un detenido de nacionalidad uruguaya que era inquilino de la víctima. Las pericias del arma usada para matar a la profesora de educación física jubilada fueron realizadas por el Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses de Junín.
En la investigación del homicidio de la madre de un concejal de Mar de Ajó aprehenden a un hombre en Junín
La DDI Junín aprehendió en las últimas horas a un hombre por un caso de homicidio agravado criminis causa y robo agravado por el uso de arma impropia», en el que interviene la fiscalía 2 del Partido de La Costa y del que fue víctima Beatriz Irma Zaramati, madre de un concejal de Mar de Ajó.
El aprehendido es un hombre de 45 años y al que se le secuestró además su celular.
Policías de la DDI concretaron en las últimas horas un allanamiento en el marco de la causa caratulada «Homicidio agravado criminis causa y robo agravado por el uso de arma impropia». El procedimiento fue realizado en una casa de calle Roque Sáenz Peña, en el barrio Ramón Carillo, de Junín donde vive el hombre de 45 años.
Fuentes policiales indicaron que el magistrado interviniente avaló lo actuado disponiendo lo especificado por el artículo 60 del Código Procesal Penal que establece que cualquier persona que sea detenida o indicada de cualquier forma como partícipe de un hecho delictuoso podrá hacer valer los derechos que este Código acuerda al imputado desde el primer momento de la persecución penal dirigida en su contra. Cumplidos los recaudos legales, fue puesto en libertad.
El celular secuestrado por la DDI Junín al hombre aprehendido en Junín.
EL CASO
En marzo del año pasado fue asesinada a golpes en su casa de la localidad bonaerense de Mar de Ajó, Beatriz Irma Zaramatti, de 78 años, madre de un concejal del PRO del Partido de La Costa Sergio Santana. En diciembre último se avanzó con el análisis del arma homicida, una plancha de hierro para hacer bifes: los investigadores descubrieron que allí se halló el ADN de una de las personas que alquilaban uno de los departamentos de la víctima, un hombre de 62 años y nacionalidad uruguaya llamado Jorge Walter Lasso Cicione, quien hasta entonces no figuraba como sospechoso.
Como consecuencia, Lasso Cicione fue detenido. A su vez, el otro inquilino que había sido acusado inicialmente en el expediente y que estuvo casi ocho meses bajo arresto de manera preventiva, el albañil Luis Alberto Almeida (39), fue liberado por falta de mérito.
A Lasso lo detuvieron efectivos de la DDI de Dolores el fin de semana último, una vez que el fiscal del caso, Martín Prieto, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2 de La Costa, recibiera el informe de la pericia genética, que fue llevada a cabo en el Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses de Junín. En el allanamiento donde se concretó el arresto, los policías también secuestraron un teléfono celular
El sospechoso está acusado de los delitos de homicidio agravado criminis causa (matar para ocultar otro delito y lograr la impunidad) y robo agravado por el uso de arma impropia. Se cree que es el autor del golpe en el parietal derecho que acabó con la vida de Zaramatti, en el marco de un asalto. Al ser indagado por el fiscal Prieto, Lasso se negó a declarar.
La víctima era profesora de educación física jubilada. Su cuerpo fue encontrado la tarde del 27 de marzo. Estaba tendido en el suelo de la cocina. Fue su propio hijo quien, preocupado porque su madre no le respondía los mensajes, decidió ir hasta su casa y se topó con la escena dantesca.
Fue atacada debido a que una de las hornallas estaba encendida. Según la autopsia, murió a causa de un traumatismo de cráneo compatible con el golpe de la plancha churrasquera de hierro. El golpe fue a unos dos centímetros por encima de la oreja y le provocó una hemorragia cerebral, con un consecuente paro cardiorrespiratorio.
Si bien la mujer vivía sola, era propietaria de otros departamentos ubicados en el mismo complejo habitacional, de manera que los alquilaba a vecinos de la zona.
Ante la Justicia, Santana declaró que su madre era confiada frente a sus inquilinos y que había contado dinero frente a ellos en los últimos días. Conservaba en una caja los montos de los alquileres del verano, además del dinero de la jubilación que cobraba. Zaramatti había anotado un monto de 250 mil pesos y mil dólares.
La caja que Beatriz solía guardar en un placard, descubrieron los investigadores, no estaba. El asesino y ladrón que la mató solo había dejado atrás las anotaciones. El resto de las pertenencias de valor de la víctima, como su teléfono celular y cadenitas de plata, no fueron robadas pese a estar a la vista. Esto llamó la atención de los detectives. También que los accesos a la vivienda no habían sido forzados.
En este contexto, las sospechas se centraron sobre los inquilinos. Almeida había surgido como sospechoso a partir de registros fílmicos que lo mostraban en la zona. “La cámara que me toma es en la puerta de mi domicilio, no en el de Irma”, explicaba él durante su encierro.