«Cuando empezó la cuarentena se hizo más evidente la necesidad que pasan algunas personas, me propuse que debía ayudar con lo que tuviera a mi alcance», contó la joven condenada a perpetua por el asesinato de Fernando Pastorizzo.
Nahir Galarza, condenada a prisión perpetua por el crimen de Fernando Pastorizzo, cometido en 2017 en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, contó que está confeccionando y vendiendo pulseras y bijouterie desde la cárcel para recaudar dinero y donarlo a organizaciones sociales durante la pandemia de coronavirus.
«Cuando empezó la cuarentena se hizo más evidente la necesidad que pasan algunas personas, me propuse que debía ayudar con lo que tuviera a mi alcance», dijo la joven de 21 años en una entrevista con Radio 2 de Corrientes.
En ese sentido, Nahir comentó que ella «tenía materiales para armar pulseras tanto de acero quirúrgico como de hilo encerado» porque es «algo que le gusta hacer», y que un amigo que la visitaba en la Unidad Penal 6 Concepción Arenal, de la ciudad de Paraná, le llevó «bastantes cosas».
«Empecé a hacer y regalaba a mi familia y acá adentro a compañeras y de otros pabellones, después me pedían que les haga para regalar a sus familias y me pagaban», relató.
Luego, a partir del inicio de las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19, se le «ocurrió vender pulseras afuera» y donar el dinero «a distintos lugares» de la capital entrerriana.
«Sentí que podía ser más útil desde la situación en la que estoy, le conté a mi compañera (de pabellón) y empezamos a confeccionar pulseras y bolsas, mi madre va comprando todo y ella maneja» las páginas de Facebook e Instagram por donde se promocionan los productos, agregó.
Al respecto, una de las publicaciones en redes sociales del emprendimiento, llamado NGK, explica: «Con tu compra no me estás ayudando a mí. Toda la recaudación es para un fondo destinado a hacer donaciones a distintos lugares de Paraná para poder ayudar a personas que lo necesitan».
Por último, la joven reiteró que no es «una asesina» y que la «siguen condenando por algo que nadie quiere admitir»: «Asesino es el que mata por placer, mi situación no fue así, ni el contexto ni el día del hecho. En algún momento me van a escuchar», concluyó.
Galarza fue sancionada en un par de ocasiones por problemas de conducta y el mes pasado mantuvo una huelga de hambre luego de que el Supremo Tribunal de Justicia de Entre Ríos (Stjer) rechazara su pedido de arresto domiciliario en el marco la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
El mismo Stjer fue el que el 4 de marzo último rechazó otro planteo para que sea impugnada su condena a prisión perpetua por el delito de «homicidio calificado por ser una persona con la cual mantenía o ha mantenido relación de pareja», lo que motivó que la defensa recurra ahora a la Corte de la Nación.
El crimen de Pastorizzo (20) fue cometido la madrugada del viernes 29 de diciembre de 2017, cuando el joven fue encontrado en una calle de Gualeguaychú con un tiro en la espalda y otro en el pecho, junto a su moto y dos cascos tirados en el suelo.
Inicialmente, la joven dijo que había visto a su ex novio la noche anterior al crimen, aunque ante la sumatoria de indicios en su contra quedó detenida y en una segunda declaración reconoció que lo había matado pero que había sido de manera «accidental».
El 3 de julio de 2018, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguaychú la condenó por unanimidad a prisión perpetua por considerar que «ha quedado destruida la hipótesis de la defensa de que los disparos se produjeron de manera involuntaria», fallo que fue confirmado en julio de 2019 por la Sala II de la Cámara de Concordia.