Agresiones

Paraná: una patota lo dejó inconsciente a golpes y le quebró la pierna en un cumpleaños de 15

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Está internado desde hace once días y lo tienen que operar. Necesita una prótesis que cuesta 80 mil pesos y organizaron una rifa para pagarla.

Cuando Marcos Blanco asistió a una fiesta de 15 en Paraná, Entre Ríos, jamás imaginó que lo que debía ser una celebración se convertiría en un calvario. El joven de 18 años asistió con tres personas, un amigo, su novia y una amiga de ella. En plena fiesta se produjo una violenta pelea, y Marcos fue la principal víctima. Le pegaron de atrás, lo dejaron inconsciente y le quebraron el fémur de la pierna izquierda. Está internado desde hace once días y deben operarlo. Tienen que colocarle una prótesis que cuesta $80 mil y sus amigos organizaron una rifa para pagarla.

Ana María García, su madre, dijo en diálogo con TN que a Marcos le pegaron de atrás «entre seis y ocho personas» en la nuca y que lo dejaron inconsciente. De acuerdo al relato de su hijo, durante el cumpleaños los asistentes tomaron mucho alcohol y estaban borrachos al momento de la pelea. Afirmó que tras la agresión hizo la denuncia en la comisaría 14 de la capital provincial. El caso es investigado por la justicia y su familia advirtió que recibieron amenazas para que retiraran la presentación.

El joven está internado desde hace once días en el Hospital San Martín de Paraná. Sería operado el viernes aunque para la intervención necesita una prótesis para el fémur, que le fracturaron durante la agresión. Cuesta $80 mil y como la familia no puede pagarlo los amigos de Marcos organizaron una rifa, para tratar de conseguir ese dinero.


Marcos está triste, llora y se quiere ir del hospital. Pasa sus días entre la angustia porque no sabe qué secuelas le pueden quedar por la lesión que sufrió y los dolores ya que tiene la pierna izquierda levantada con pesas para nivelarle el fémur. «Hay que ver como queda, si va a caminar bien», se lamentó.

En relación a la causa, su madre dijo que a Marcos le tomaron declaración y que en el salón que lo golpearon no hay cámaras pero sí en el túnel subfluvial, que está al lado.

Sobre la situación de la familia dijo que vive «el día a día», que venden pastelitos y pan casero para sobrevivir y que no tienen trabajo. Indicó que su hijo había abierto una peluquería y que «le iba muy bien», pero que por la violenta agresión no pudo seguir al frente del comercio.

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