La policía busca a dos encapuchados que fueron vistos cuando abandonaban la casa de la víctima. Escaparon sin haber robado.
El salvaje crimen de una docente jubilada de 54 años conmocionó este fin de semana a la ciudad entrerriana de Concordia. La torturaron, la asfixiaron y la golpearon en la cabeza hasta matarla en su propia casa, pero habrían escapado sin robar nada.
El jardinero que trabajaba para María Teresa Galli fue quien encendió la alarma cuando el domingo se presentó en el horario habitual al domicilio, pero la mujer no respondió. Estuvo a punto de irse creyendo que no estaba, pero unos ruidos extraños que provenían del interior de la vivienda le llamaron la atención y decidió comunicarse con un familiar de la víctima.
Poco después llegó al lugar la hermana de Galli y el peligro se hizo patente cuando intentó ingresar a la casa y alguien desde el interior alguien empujó la puerta violentamente. Tras el portazo, una sucesión de imágenes la llenó de espanto.
María Teresa estaba en el piso, inmóvil, con la cabeza destrozada. Al mismo tiempo, su hermana vio a «dos hombres encapuchados que corrieron hacia el fondo de la casa y escaparon por los techos de los vecinos», indicó la agencia Télam.
Según el resultado preliminar de la autopsia que se conoció en las últimas horas el cuerpo presentaba «una serie de golpes con un objeto contundente en el cráneo» y una herida de presión lineal en el cuello, compatible con ahorcamiento, con una soga o cordón grueso.
Demasiada saña para que no se hayan llevado nada de la casa. Es por eso que los investigadores intentan determinar si la víctima había cobrado algún dinero recientemente, si las puertas de la casa habían sido violentados y también cuánto demoró el jardinero en avisar a la hermana de la víctima.
En tanto, desplegaron un operativo de búsqueda de los sospechosos en toda la ciudad, aunque por el momento el resultado fue negativo.
