Su nombre es Roberto Branto y es un viejo conocido de la Policía Bonaerense. Fue beneficiado con salidas transitorias por el Juzgado de Ejecución Penal 1 de San Isidro
Así cayó Roberto Branto, uno de los asesinos del policía de San Pedro
Roberto Gerardo Branto no debió haber estado libre el jueves de la semana pasada, cuando participó del asesinato del joven policía de San Pedro Nelson Lillo. Es que «El Zurdo», un delincuente de 56 años conocido por la Policía bonaerense por su frondoso prontuario, tenía vigente una condena a 28 años de prisión.
Lo había condenado el Tribunal Criminal N°2 de San Isidro por cargos gravísimos: robo doblemente agravado por el uso de arma de fuego en poblado y en banda, y portación ilegal de arma de guerra. A pesar de ello, el juzgado de Ejecución Penal N° 1 de San Isidro lo benefició con salidas transitorias. El 17 de octubre salió de la cárcel con permiso y no volvió nunca más.
La semana pasada su ficha de antecedentes sumó una nueva entrada manchada de sangre. Integró la banda de tres asaltantes que quisieron llevarse la recaudación de un camión que hacía el reparto de alimentos en un supermercado chino ubicado en el centro de San Pedro. Escuchó la voz de «alto» de Lillo y de su compañera de la policía local. No lo dudó. Sabía que tenía una orden de captura. Sacó un arma y empezó a disparar. Aún no está claro si fue él o alguno de sus compañeros quien ejecutó el disparo que apagó los jóvenes 27 años de Lillo.
Producto del tiroteo, Branto quedó herido. Cuando lo atraparon, el sábado en el Circuito Panorámico local, tenía heridas en el abdomen y en la pierna. De hecho, antes de volver a prisión realiza una escala en el hospital. Su ingreso fue complejo. Se topó con familiares y amigos del joven al que se sospecha que asesinó.
«El Zurdo», también conocido como «Tito», anotó su primer antecedente delictivo en 1995. Participó junto a Rodolfo «El Ruso» Lohrman del golpe al Banco Río de Baradero. Se llevaron 500 mil pesos-dólares luego de tomar rehenes.
Cayó pocos días después del atraco. Pero ya en aquel entonces poseía habilidades para escurrirse del servicio penitenciario. Se fugó en 1997 del penal de Devoto. Volvió al delito. Un par de años más tarde fue otro banco, en Tucumán, y otra detención. Pero volvió a salir gracias a la cintura de sus abogados. Y en 2004 lo apresaron nuevamente por liderar una banda dedicada a secuestros extorsivos. Se cree que participó de los casos Cristian Schaerer (nunca lo encontraron) y Patricia Nine.
Uno de sus hijos, Nazareno, de 36 años, también es buscado por la Policía por el asesinato de Lillo. Se cree que hizo las veces de «campana» en una moto, a pocos metros del supermercado del asalto. En ese vehículo, sangrando, escapó Roberto Gerardo Branto. El tercer integrante de la banda era Pablo Morel, de 40 años, quien murió abatido en el intercambio de disparos.