El ilícito tuvo lugar en el barrio porteño de Recoleta. El dueño de una firma de restaurantes acusó la sustracción de 70.000 dólares por parte de las dos delincuentes.
Las llamadas «viudas negras de WhatsApp», conocidas como «Mica» y «Maru», drogaron a un empresario gastronómico en su casa del barrio porteño de Recoleta y le robaron más de 70.000 dólares (4.910.000 millones de pesos).
La víctima del atraco, al que, por razones legales, se lo conoce como G., de 50 años, es dueño de una importante firma gastronómica. Cuando se recuperó, estaba desnudo, mareado y sin recordar cómo había llegado a esa situación.
Sólo dejaron las cajas vacías de costosos relojes.
Al ir recobrando la conciencia se dio cuenta de que uno de los armarios de su habitación estaba roto. Adentro, las cajas vacías de dos relojes de 15.000 dólares cada uno de marcas exclusivas como Rolex y Hublot. Tampoco estaban los 30.000 dólares en efectivo que tenía guardados bajo llave en su vestidor, los 250.000 pesos que estaban en un armario, los 3.000 dólares que guardaba en su billetera ni las llaves de su auto y su iPhone 11 con rastreo satelital.
Las dos viudas negras aún no fueron encontradas y hasta se cree que hubo una tercera mujer involucrada, que sería la entregadora. «Todo comenzó un mes antes del robo. Yo tengo una empresa importante de eventos y me escribe a mi WhatsApp una mujer llamada Mica. La chica me dice que me conocía por distintas referencias, aunque nunca me especificó cuáles, y me comentó que estaba organizando un evento para enero de 2021. Ahí comenzamos a charlar, aunque siempre en el plano laboral. Fue el comienzo del engaño que me hicieron», dijo a a medios digitales la víctima.
«Habrán llegado a mi casa un poco después de las 22. Subieron ellas dos y mi empleado. No estaban vestidas provocativas ni nada. Tenían unas botas, jeans y suéters. Yo estaba tomando champán, pero ellas me pidieron que les sirviera gaseosa. Comenzamos a charlar normalmente. En un momento mi empleado recibe un llamado de la esposa, porque se había hecho tarde, yo me acerco a decirle que se fuera, que no había problema. Ahí les dimos los dos la espalda. Fue el gran error, porque creo que fue cuando aprovecharon a ponerme la droga en la copa», hace memoria el empresario.
La víctima fue atendida en el Sanatorio Otamendi ese mismo 25 de mayo en el que despertó tras quedar inconsciente. Los estudios de orina que se le realizaron dieron como resultado que fue drogado con una benzodiazepina común, como, por ejemplo, clonazepam.