Los candidatos de La Libertad Avanza y Unión por la Patria se eligieron mutuamente desde el comienzo y respetaron el mismo libreto que en campaña. El compañero de Bullrich trató de hacer foco en las propuestas de seguridad. El rol de Randazzo y Del Caño.
Los cinco candidatos a vice debatieron este miércoles en A Dos Voces y llevaron a los estudios de TN el libreto de campaña con el que planean llegar al balotaje junto a sus compañeros de fórmula en octubre.
Sin sorpresas, Victoria Villaruel -compañera de Javier Milei- y Agustín Rossi -compañero de Sergio Massa- apuntaron claramente a polarizar entre sí, en un intento por marginar a JxC de la discusión. El radical Luis Petri -compañero de Patricia Bullrich- intentó romper con la estrategia en común, por momentos con éxito y algo de picante y por momentos opacado por la disputa entre la libertaria y el oficialista.
El peronista Florencio Randazzo apeló a la ‘avenida del medio’ (”tanto mercado y tanto Estado como sea posible”) y a la gestión del gobernador cordobés Juan Schiaretti, su candidato a presidente, como vidriera. Quizás fuera el más relajado de los cinco. Y Nicolás del Caño, de la Izquierda y vice de Myriam Bregman, pronosticó el ajuste y la represión que traerán las demás fuerzas si llegan al Gobierno. En el balance, la dirigente de La Libertad Avanza fue el blanco de la mayoría de los cruces.
El bloque de las preguntas dejó bastante en evidencia las estrategias: Villarruel le preguntó a Rossi y le apuntó por su paso como ministro de Defensa del kirchnerismo; Petri lo eligió a Rossi y lo cuestionó por la falta de respuesta de su Gobierno frente al narcotráfico. ¿A quién eligió Rossi?: a Villarruel, y la cruzó por sus reuniones con condenados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar.
El siguiente turno para preguntar fue de Randazzo, que también eligió a Villarruel. Petri ya no pudo confrontar cara a cara con la libertaria. Se tuvo que conformar un cara a cara con Del Caño, que no estuvo exento de fricción, como todo el debate.
Rossi tuvo un comienzo accidentado, dubitativo por momentos y le tomó un tiempo aclimatarse a la mecánica del debate. Expuso de entrada la línea discursiva de Unión por la Patria: el “orgullo” por un país frente a los que plantean el camino del “odio”, el “ajuste”, y “dicen que el país es una mierda”. No fue la única palabra subida de tono del candidato oficialista.
En el bloque económico, el actual jefe de Gabinete se concentró en resaltar las medidas que tomó Massa como ministro en un intento por paliar los efectos de la escalada inflacionaria, y aprovechó para recordar el reciente proyecto de Ganancias que el ministro logró hacer aprobar en la Cámara de Diputados y que el oficialismo vive como un éxito de campaña. Por otra parte, trató de destacar algunos datos “positivos” vinculados a empleo.
Villarruel, tal vez una vez más de la necesaria, recordó que entre los otros cuatro candidatos sumaban “76 años viviendo del Estado”, que todos han fracasado, y reforzó la idea de que el verdadero cambio, como suele repetir Milei, no puede ser con los mismos de siempre. Pero pronto quedó en claro que de los cuatro representantes de la “casta”, Rossi era el objetivo principal.
El radical Petri ratificó desde el inicio la idea base de la estrategia de JxC para la campaña rumbo a octubre: el enemigo es el kirchnerismo, pero el que puede terminar con el kirchnerismo es la coalición opositora que tiene los equipos y la experiencia, y no con “un salto vacío”, que representaría el libertario, sino con “orden”, que vendría a ser supuestamente la presidenciable del PRO.
La estrategia de polarización entre Villarruel y Rossi fue bastante sólida en su planteo por lo menos durante los primeros dos bloques de debate, y en las preguntas, donde Petri tampoco logró lucirse demasiado en su choque con el jefe de Gabinete.
Pero el candidato a vicepresidente de Bullrich, con algunas frases picantes y algo de archivo preparado de antemano, logró por un momento llevar a la libertaria a su lado del ring. Le recriminó no haber presentado ni un proyecto de ley vinculado a Seguridad desde que llegó a la Cámara de Diputados en el 2021. “En mi barrio a los que no presentan proyectos les dicen ñoquis”, lanzó. También cuestionó cierta moderación en algunas de las promesas de campaña más radicales de Milei: “Está retrocediendo en chancletas. Su motosierrra ahora se transformó en una tijerita”.
Villarruel acusó a Petri de sumarse a la locura del kirchnerismo; Rossi le recordó que ni siquiera pudo ganarle a Alfredo Cornejo en Mendoza. Randazzo le marcó a la libertaria los vínculos de su compañero de fórmula con la “casta” sindical de Luis Barrionuevo, y reclamaba luego “terminar con la maldita grieta” entre los gritos de los demás candidatos. Del Caño llamó a “no resignarse”, cargó contra todos y pronosticó ajuste y mano dura con un posible triunfo de los demás candidatos. En esos términos, sin salir demasiado del libreto, entre chicanas y duros cruces, transcurrió buena parte del primer debate nacional del año.