Opinión: La experiencia Néstor Kirchner

Política

Por: Victoria Muffarotto

Concejala Unidad Ciudadana.

Antes de que esta «segunda libertadora» lo capturara, en el Centro Cultural Kirchner había una frase pintada en una pared.

«¿Deseábamos hacer realidad ese sueño?, ¿lo compartíamos, en secreto? ¿Por qué, si no, él entendió tan bien y supo, desde su propio corazón, que tenía que volver a nombrar lo que habíamos olvidado a fuerza del dolor y del miedo? La palabra PATRIA.»

Así de profunda es la experiencia Néstor Kirchner. ¿Cómo se nombra lo que genera ese tipo que te invita a subirte nuevamente a la posibilidad de que exista una Patria?

La Democracia recuperada en el 83 fue rica en impotencias. Nos decían que podían mientras no podían; pero apenas lograban Poder, nos decían que no se podía. Administrar lo posible, resignarse y resignarnos era la gesta de la política antes de Néstor. Ser fuertes con los débiles y débil con los fuertes. Y mirar para otro lado cuando un amigo quedaba en el camino. Jubilados, desocupados, trabajadores no eran tan importantes como pagar los intereses de los intereses de la deuda. No se podía.

Pero un día vino uno que pudo y nos dimos cuenta de que se podía. Que Argentina no era un país inviable, que una vez más se podía dar la pelea para que haya Patria. Esa pared decía también «¿Por qué no reconocer que hubo aquí un nuevo nacimiento, una nueva oportunidad para aprender a confiar en nuestras fuerzas, en nuestra capacidad de ser, en nuestro derecho a cambiar y a creer en nosotros mismos?»

Millones nos subimos a esa patriada. Solo por eso fue posible una mayor justicia social, volver a poner en marcha la producción, lograr respeto en el mundo… todo lo que desde hace tres años se está desarmando. Claro que no lo pudimos todo, pero visto en perspectiva ¿quién se arrepiente de haberse subido?

«¿Y qué habremos aprendido en nuestra experiencia? ¿Cuáles son las señales que necesitamos para asumir, una vez más, que nuestra voluntad es nuestro destino?», nos pregunta esa pared silenciada por los «nuevos libertadores». Es la respuesta que nos toca dar. Yo no tengo dudas. Nuestra Voluntad es Nuestro Destino.

«Aprendimos de Néstor la alegría de la lucha que se hizo carne en nuestro rostro y nuestros cuerpos, la alegría de vislumbrar un camino que no se sabe cómo es, que se construye con cada aliento, que moviliza fuerzas y pide que nos pronunciemos sin descanso. La alegría de estar en peligro, de atravesar el miedo y conquistar con incertidumbre una nueva posibilidad de afirmarnos a nosotros mismos. Que su fuerza y su convicción sean siempre una presencia viva en nosotros”

Hace ocho años que nos falta Néstor Kirchner. Pero el sueño de la Patria que él nos propuso está intacto. Mejorado, por haber aprendido de nuestros errores. Y revitalizado, por la certeza de que nuestros adversarios no quieren una Patria distinta, sino que no quieren Patria alguna.

Queremos estar a la altura, Flaco. Con Cristina hasta la Victoria Siempre.

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