El ingreso de agua a los cascos urbanos es por estas horas el principal temor de las autoridades provinciales y locales de los distritos más complicados por las inundaciones. Si bien la mayor preocupación gira en torno a los anegamientos en campos y caminos, los intendentes monitorean las ciudades y los pueblos ante la posibilidad de nuevas lluvias.
Una de los pueblos más complicados es Mones Cazón, en Pehuajó, que con 1.700 habitantes se encuentra prácticamente rodeado por el agua. “Nuestra prioridad es que no se inunde el pueblo”, dijo el intendente Pablo Zurro tras una recorrida. Como publicó ayer esta agencia, la dramática situación en esa localidad provocó que un grupo de vecinos y productores rurales se autoconvocara para reclamar una solución al respecto.
“Nuestra prioridad en Mones Cazón es que no se inunde el pueblo porque cuando vos tomas una decisión para favorecer al conjunto quizás haya unos dolientes como algunas personas del campo que nosotros tampoco queremos que se inunden”, agregó Zurro. Y añadió: “Llovieron 1003 milimétros (mm) cuando en 2016 llovieron 600 en un año”.
Mientras tanto, en Bolívar, donde la zona rural se encuentra comprometida en más de un 75% de la superficie productiva, el intendente municipal, Eduardo “Bali” Bucca, no descartó que deba producirse algún tipo de “intervención” sobre la ruta 226 para evitar el ingreso del agua a la ciudad, aunque según sus propias palabras “la situación está estable y, si no se producen lluvias importantes”, no hay motivos para temer el avance hídrico hacia el casco urbano.
Las localidades de Bolívar, Henderson, Daireaux y Pehuajó atraviesan por estas horas los momentos más críticos desde que comenzó la problemática de las inundaciones en marzo pasado. En esos territorios ya llovió mucho más del promedio anual, mientras que además preocupa el agua que llega desde la zona de la Cuenca de las Lagunas Encadenadas del Oeste, principalmente desde Adolfo Alsina y Guaminí, distritos que también están seriamente afectados por el exceso hídrico.