La droga está en todos lados, y el municipio de Tandil no parece ser la excepción. El distrito bonaerense donde la religión ocupa un lugar central, conocido a nivel nacional por su Vía Crucis, se encontró en las últimas semanas envuelto en una polémica que enfrentó al intendente radical, Miguel Angel Lunghi, con la Iglesia.
El conflicto surgió durante la misa Navideña de la Parroquia del Santísimo Sacramento, cuando el sacerdote Fernando Lede Mendoza denunció públicamente la existencia de cocinas de paco en Villa Aguirre. Habló de “zonas liberadas para comprar drogas” y dijo que “la Policía sería la responsable de entregar armas a los jóvenes del barrio
La Movediza”.
Tras las graves acusaciones, el jefe comunal salió al cruce del padre Fernando por “tirar una bomba explosiva y quedarse ahí”. Y tras ello vino el desafío: “Si bien es correcto que él diga lo que piensa, me parece muy fuerte como para no hacer una denuncia”, afirmó el intendente. Y agregó: “Cuando lo vea le voy a pedir que denuncie en fiscalía, y si necesita que yo o alguien de mi equipo lo acompañe, con mucho gusto”.
El sacerdote recogió el guante y subió la apuesta. Con el respaldo del obispo de Azul, Hugo Salaberry, realizó la denuncia en la Fiscalía de Estupefacientes y en la Fiscalía Federal, “con la convicción de que es mi deber, no sólo de ciudadano sino también de sacerdote, colaborar con la Justicia, de tal manera que sea ella quien pueda investigar con mayores elementos”, retrucó.
En diálogo con La Tecla, el alcalde Lunghi afirmó: “Yo no vine a la municipalidad para hacer la vista gorda”; pero, tras dieciséis años de gestión, su rol frente a los problemas en materia de seguridad se ve desdibujado en un contexto en el que la responsabilidad recaería siempre en otros.
“Yo te puedo decir que hay droga en Tandil, pero no es espacio mío, en definitiva, porque eso es un delito federal, y acá está la Policía Federal y la Policía de la Provincia para controlar la droga ilícita. Nosotros les alquilamos el edificio, les reparamos los autos, y siempre trabajamos en colaboración con la fiscalía”, destacó. Y evaluó: “La ciudad está bastante bien, recorremos los barrios, hacemos función social”.
Al respecto, Corina Alexander (bloque Peronista), presidenta de la comisión de Derechos Humanos, Garantías y Seguridad del Concejo Deliberante local, apuntó contra el mandatario comunal. “Es una falta de compromiso por parte del intendente que su única respuesta sea decirnos a los vecinos que denunciemos, cuando muchas veces no sabemos cómo es el circuito, o la relación con las fuerzas de seguridad”, consideró.
En señal de respaldo a la denuncia del padre Fernando, la edil afirmó que la misma es “correcta”, y amplió: “Tengo notificaciones de que hay cocinas de paco en Tandil”.
En tanto, el exdiputado Mauricio D’Alessandro, expresó que “mientras la intendencia inaugura barrios iluminados, se generan otros, como La Movediza, donde la marginación y la conflictividad social están desatendidas de la mano del municipio, a la es-pera de que Dios haga algo”.
Tandil no es el único distrito radical con problemas con la Iglesia. Días atrás, en Lezama, el comité boina blanca se cruzó con el cura Juan Carlos di Sanzo, quien anteriormente -vía Facebook- había criticado con dureza al vicegobernador bonaerense, Daniel Sal-vador, por pertenecer al PRO. “Lamentamos y rechazamos los dichos del párroco”, respondieron desde el centenario partido.
Fuente: LaTecla.info