Los nuevos cierres de fábricas y consecuentes despidos de trabajadores volvieron a poner en el centro de la escena la compleja situación de la industria en la provincia de Buenos Aires ante “la caída del mercado interno, la presión impositiva y la apertura de las importaciones”, según señalaron fuentes del sector consultadas.
El sorpresivo cierre de la planta que la multinacional alimentaria Pepsico tenía en la localidad de Florida, partido de Vicente López, volvió a poner de manifiesto la situación “crítica” que atraviesa la industria tras dejar más de 500 trabajadores en la calle, los que se sumaron a los 170 empleados de la compañía química alemana Lanxess que cerró sus puertas en Zárate, también esta semana.
“Textil, calzado, metalmecánica, química, alimentaria y autopartista son los rubros en los que se identifican más dificultades”, reconoció a DIB el presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires, Mario Gualtieri, quien adelantó que el lunes encabezará una reunión del comité ejecutivo para analizar los pasos a seguir ante los últimos cierres. “Estamos en un proceso de reacomodamiento y hay empresas que lo están sufriendo de una manera muy profunda”, evaluó sobre la marcha de la economía del país.
De acuerdo al último informe de la Asociación de Industriales de la provincia (Adiba), la industria bonaerense totaliza 15 meses sin crecimiento. “La capacidad ociosa en promedio de las máquinas de producción es del 40 por ciento”, indicó su presidente, Silvio Zúrzolo. “Las pymes están estancadas, la producción se va al depósito a la espera de que las ventas crezcan”, agregó.
Los dirigentes industriales coincidieron en que además de la baja en el consumo, la grave situación de las industrias está asociada a las altas cargas tributarias, a los costos de distribución, al aumento de los servicios y a la problemática de los litigios laborales.
Según Adiba, la industria textil es la que mostró la caída más significativa -del 24 por ciento-, en comparación con el año pasado. En Luján, donde se encuentra uno de los principales polos industriales de este rubro, se declaró la emergencia en febrero, pero desde la Cámara de la Industria Textil local, aseguraron que desde entonces la situación no cambió. “El mercado interno sigue en caída. Nosotros estamos trabajando menos, aguantando el personal y reduciendo horas de trabajo. Lo que se importó en lo que va del año es peor que el año pasado”, sintetizaron en declaraciones al diario El Civismo.
En tanto, el rubro calzado también sufrió la baja del consumo y la apertura de las importaciones. Días atrás la fábrica de calzados Dass de Coronel Suárez, exGatic y Vulcabrás, en la que trabajan 1.940 empleados, comenzó con suspensiones rotativas de empleados como consecuencia de la baja de pedidos de los clientes.
Es que la problemática si bien se asocia a los grandes polos industriales en el Conurbano, se extiende también a localidades del interior bonaerense donde incluso el impacto por los cierres o despidos suele sentirse más. “No es lo mismo cuando se trata de municipios con un gran tejido industrial que el impacto que produce en ciudades más pequeñas, que se resienten mucho ante cualquier cimbronazo y más aún si la industria llega a estar en condiciones de cierre”, agregó Gualtieri.