En medio de un clima convulsionado, diputados bonaerenses iniciaron hoy formalmente las negociaciones para definir el futuro del presidente del cuerpo, Manuel Mosca, quien jaqueado por una denuncia de acoso sexual pidió una licencia de 60 días y que se le quiten los fueros.
Los legisladores de Cambiemos negocian con sus pares de la oposición los votos necesarios para aprobar los pedidos de Mosca, de forma de garantizar el normal funcionamiento de la cámara mientras se resuelve su situación. En los primeros «poroteos», el oficialismo ya se aseguró la licencia extraordinaria: el massismo adelantó que la votará, y se descuenta que el Alternativa Peronista y el bloque de los intendentes hagan lo mismo.
Sin embargo, el desafuero asoma como un trámite más complicado. Por el momento, ninguna de las bancadas mayoritarias se expresó a favor: el massismo rechazó la idea, al señalar que la inmunidad legislativa no entorpece la investigación judicial. El kirchnerismo, en tanto, analiza ambos pedidos, pero dudan del segundo. Ambas fuerzas esgrimen el mismo argumento: antes de dar el visto bueno a un eventual desafuero quieren acceder a la denuncia de Mosca, lo que implicaría acceder a los detalles del caso.
En el oficialismo, no obstante, aseguran tener los números: «la ley dice que se necesitan dos tercios de los presentes», planteaba, enigmático, un diputado de Cambiemos, haciendo alusión a algún «faltazo» que les permitiría llegar con votos propios al desafuero.
Con todo, las autoridades del bloque oficial lograron recién hoy encolumnar a toda su tropa en favor de los pedidos del todavía presidente del cuerpo. Esta postura se plasmará mañana en una reunión convocada de emergencia por el jefe de bloque, Maximiliano Abad.
Tembladeral
El lunes, Mosca denunció en una fiscalía platense ser víctima de una extorsión. Sin embargo, al día siguiente trascendió que el sábado una militante del PRO, apoyado por funcionarios nacionales, presentó una denuncia en su contra por acoso sexual, y aseguró que aportará más testimonios de víctimas.
La mujer había sido recibida por la gobernadora María Eugenia Vidal, quien escuchó su relato y, tras ello, se reunió con Mosca, a quien le sugirió dar un paso al costado mientras se investiga el hecho.
El caso generó un verdadero tembladeral en la cámara: los legisladores recibieron la noticia con sorpresa, ya que la gran mayoría desconocía el caso. Recién ayer comenzaron a aparecer las primeras reacciones, todas volcadas a analizar cómo resolver el entuerto institucional.
Por ahora, las negociaciones se concentran en destrabar la situación de Mosca, pero la mayoría descuenta que éste difícilmente vuelva a ocupar su banca, por lo que esperan una compleja negociación en torno a la sucesión.
Cuando se apruebe la licencia, asumirá la presidencia la peronista Marisol Merquel, quien tiene terminal en el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. Quedará segundo en la sucesión el kirchnerista Carlos «Cuto» Moreno, seguido por Ramiro Gutiérrez, del massismo. Recién en cuarto lugar aparece otra dirigente del oficialismo: Maricel Etchecoin Moro.
En el bloque de los intendentes del que forma parte Merquel creen que será ella quien conduzca la cámara hasta diciembre. Un eventual recambio de autoridades antes de ese plazo solo se puede conseguir con dos tercios de los votos del cuerpo o con la renuncia de todas las autoridades, lo que en términos políticos requiere exactamente el mismo consenso.
Desorden
Por el momento, el oficialismo aspira a realizar una «transición ordenada», ya que la inminente salida de Mosca generó dudas sobre la continuidad legislativa y administrativa.
Una primera muestra del desorden ocurrió hoy: un plenario de comisiones debía dar dictamen a un proyecto de ley que habilitaba la confiscación de bienes obtenidos por hechos de corrupción, pero el oficialismo no se presentó.
«Estaba acordado que hoy iba a salir el despacho y no nos han avisado que no venían, evidentemente, a Cambiemos no le importa la extinción de dominio y sólo piensan en las elecciones», aseguró el presidente del bloque del Frente Renovador, Rubén Eslaiman. Desde el oficialismo tiraron la bronca, al señalar que no estaban dadas las condiciones institucionales para avanzar con ese debate y calificar el hecho como una «puesta en escena» del massismo.