Debido a los riesgos que puede causar en el organismo, tomar sol es una de las prácticas de verano más cuestionadas por los entes de salud. Sin embargo, también es una costumbre de vital importancia para prevenir enfermedades. Qué valor tiene la vitamina D
Como ocurre en cada verano, especialistas y entes de salud lanzan una serie de recomendaciones para evitar inconvenientes con la exposición al sol, una práctica muy elegida para conseguir un bronceado a tono con la época. El foco de las advertencias está puesto en los posibles daños que puede producir en el organismo, señalando la importancia de cumplir con los tiempos sugeridos. Pese a ello, la exposición al sol no siempre es desaconsejada.
Uno de los beneficios poco conocidos de tomar sol es el aporte de vitamina D: «Todas las personas tenemos dos fuentes de vitamina D, la D2 y la D3. La primera se adquiere a través de los alimentos, y la segunda y más necesaria se consigue por medio de los rayos del sol y tiene una vida media más larga, es decir que dura más en el organismo antes de degradarse», explicó el reumatólogo Ramiro Puerta Franchi (MN 129896).
La vitamina D proporciona al organismo una mejor absorción de calcio en el intestino y la mineralización del hueso, permitiendo el mantenimiento de la fuerza muscular y el metabolismo óseo. De acuerdo a este proceso, la luz solar colabora en la prevención de la osteoporosis.
La clave para lograr una mayor productividad está en la duración de la exposición. «En verano se necesitan 5 minutos, y en invierno media hora. En promedio se recomiendan unos 15 minutos diarios, fuera de los horarios pico de radiación solar», indicó Puerta Franchi. «Se aconseja una breve exposición sin protección, que debe durar la mitad del tiempo que tarda la piel en enrojecerse», agregó Alicia Bagur, médica osteóloga.
Denominada la vitamina de la «luz del sol», permite prevenir enfermedades óseas y musculares. A su vez, su deficiencia puede provocar distintos perjuicios, siendo los más frecuentes la osteoporosis -en adultos- o el raquitismo -en niños-. «Como consecuencia de su insuficiencia se altera la absorción de calcio y de fósforo, aunque el calcio se mantiene estable en sangre porque se obtiene del gran reservorio que son los huesos, pero esta situación promueve la descalcificación», finalizó Bagur.