¿Es realmente una revolución el cigarrillo electrónico?

Salud

El cigarrillo electrónico llegó con una promesa de mejora en la calidad de vida de los fumadores y así prevenir enfermedades derivadas del tabaqueros. Sin embargo, pronto aparecieron críticas y reseñas negativas.

Uno de lo primeros puntos negativos lo lanzaron expertos de la salud del mundo entero. Alertaron del daño a la salud pero no para los fumadores sino para los no fumadores que se encuentren cerca del usuario del dispositivo electrónico. Los especialistas advirtieron del daño producido por la exposición al vapor de los cigarrillos electrónicos.

Datos de las Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo (ENFR) del Ministerio de Salud de la Nación muestran cómo la exposición al humo de tabaco ajeno descendió pasando del 42,8% en 2005, al 36% en 2013. Entre las mediciones de 2009 y 2013 observadas en los lugares de trabajo el cumplimiento de esta norma marcó un descenso del 34 al 25 por ciento, mientras que en bares y restaurantes se redujo del 47 al 23 por ciento en el mismo período.

Al respecto, Marta Angueira, coordinadora del Programa Nacional de Control del Tabaco de la cartera sanitaria, comentó que «tenemos que continuar reforzando la fiscalización junto a las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la sensibilización sobre la importancia de los ambientes libres de humo, dado que la exposición al humo de tabaco, como también la exposición a los vapores de los cigarrillos electrónicos y pipa de agua es altamente perjudicial para la salud».

De hecho, hace escasas semanas, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) ratificó la prohibición de este dispositivo, realizada en 2011, el cual es utilizado como placebo a la hora de dejar el hábito de fumar tabaco. La Anmat justificó la prohibición en la falta de evidencia científica que avalara la eficacia del cigarrillo electrónico para la protección de la salud humana.

“Del análisis de los estudios realizados, surge que los dispositivos en cuestión podrían provocar que algunos fumadores dejen el hábito en el corto plazo (seis meses) en comparación con el placebo. Sin embargo, las investigaciones no realizan la comparación con tratamientos aprobados y seguros empleados hasta el momento”, fundamentaron. Aseguran que el uso del cigarrillo electrónico, por el contrario al propósito por el que se comienza a usar, “puede perpetuar y reforzar el hábito de fumar”.

El principal problema a la hora de sacar conclusiones es que al ser precisamente una novedad, aún no hay indicios sobre qué le podría ocurrir al cuerpo a largo plazo.

Una reciente trabajo de la Universidad Laval, de Canadá, publicado en la Journal of Cellular Physiology, señaló que un gran número de células de la boca expuestas en laboratorio al humo de los cigarrillos electrónicos murieron en pocos días. El equipo del profesor Mahmoud Rouabhia, de la Facultad de Medicina dental de la citada universidad, llegó a esta conclusión después de exponer células del epitelio de las encías al vapor de los cigarros electrónicos, tal como se señala en un comunicado.

¿Qué efectos produce en los pulmones? Según la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, un primer estudio demostró que provoca asma en niños, además de irritación en los ojos, garganta y vías aéreas. No existen datos de seguridad a largo plazo. Este nuevo modo de fumar también podría causar “neumonía lipoidea”.

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