El verano se presenta como la opción ideal para distenderse y darse algunos gustos que la ajetreada rutina diaria no permite. Las bebidas alcohólicas -siempre con la moderación del caso- pasan a tomar mayor lugar tanto en el almuerzo y la cena, como en las salidas nocturnas. La cerveza, en ese contexto, se presenta como el trago por excelencia. Aunque siempre se sospechó, en forma infundada, que su aporte calórico conspiraba contra la idea de conservar la línea.
Tanto en Pinamar como en Mar del Plata, el boom de las cervecerías artesanales que se instaló en los barrios porteños continuó la misma línea. Las principales ciudades balnearias argentinas incorporaron, en cantidad, los bares de confección artesanal a su abanico de propuestas nocturnas.
La cerveza siempre se asoció a un salteo en la dieta. Quienes tienen dificultades para mantener su línea ideal la evitan como si de ella dependiera un aumento posterior de unos kilos. Sin embargo, está por demás comprobado que la ingesta moderada de alcohol no influye en las variaciones que puede sufrir el cuerpo de una persona.
Dentro de las bebidas alcohólicas más recurrentes como el vino, el whisky y el ron, es por diferencia la que menos calorías aporta. Cada 100 ml. consumidos, la cerveza tan solo conlleva 29 calorías. A la hora de pensar en la dieta, se observa que, en comparación, la cerveza rubia es preferible a la negra.
«La cerveza y la obesidad: un estudio transversal», la investigación más importante a nivel internacional realizada sobre el tema, también echa por tierra el mito de que la cerveza engorda. El informe demostró que era improbable que una ingesta habitual y moderada de cerveza encuentre vínculo con un aumento relevante en la masa corporal y el índice cintura-cadera.
En caso de que se quiera incorporar la cerveza a la dieta, los especialistas recomiendan complementarlo con 2 o 3 litros de agua diarios y actividad física regular. Para las mujeres, un consumo moderado de la bebida implica 330 ml. y para los hombres, 660 ml. Bien acompañada, tal ingesta no debería repercutir en aumento de peso corporal.
La recomendación, más allá de los aportes calóricos de cada una, es controlar el nivel de consumo de bebidas alcohólicas. Pese a que la cerveza presente una baja gradación de alcohol, su ingesta excesiva y recurrente puede derivar en cambios en el estado de ánimo y efectos nocivos en la salud.