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Manos y pies fríos: cuándo es normal y cuándo puede ser una señal de alerta médica

Tener las manos y los pies fríos puede parecer una simple molestia, pero en algunos casos es un síntoma de problemas de salud más profundos. Descubrí cuáles son las causas frecuentes, cuándo consultar al médico y qué enfermedades podrían estar detrás de esta sensación.

Salud

Sentir las extremidades frías puede ser una respuesta pasajera a las bajas temperaturas o al estrés. Sin embargo, cuando esta sensación es persistente o se repite con frecuencia, puede estar indicando un desequilibrio en el organismo. Las manos frías y pies fríos son señales que el cuerpo puede usar para advertir sobre problemas en la circulación, el sistema nervioso, o incluso el sistema hormonal.

¿Por qué se enfrían las manos y los pies?

Según especialistas de la Cleveland Clinic, «la mayoría de las veces, tener las manos frías significa que el cuerpo está tratando de conservar el calor, restringiendo el flujo de sangre hacia las extremidades para proteger los órganos vitales». Esto es una reacción fisiológica normal al frío.

No obstante, si la frialdad es constante o aparece en ambientes cálidos, puede ser una señal de alerta de que algo no anda bien. En casos extremos, la falta de circulación adecuada puede generar daño en los tejidos o provocar lesiones cutáneas.

Síntomas a tener en cuenta

Cuando las manos y pies fríos se acompañan de otros síntomas, como:

  • Entumecimiento

  • Dolor o sensibilidad al tacto

  • Cambios de color en la piel (palidez, azul o rojizo)

  • Sensación de hormigueo

… es recomendable realizar una consulta médica para evaluar si hay una condición subyacente.

Enfermedades que pueden causar extremidades frías

  1. Hipotiroidismo:
    La falta de hormona tiroidea ralentiza el metabolismo, afectando la regulación de temperatura corporal. Es una causa frecuente de sensación de frío persistente.

  2. Anemia:
    Una baja cantidad de glóbulos rojos o su mal funcionamiento puede reducir el oxígeno en los tejidos, lo que provoca frialdad constante, junto a síntomas como fatiga y debilidad.

  3. Estrés crónico:
    El cuerpo libera adrenalina, que contrae los vasos sanguíneos, reduciendo la circulación hacia la piel. Esto puede generar frialdad en manos y pies de manera sostenida.

  4. Diabetes:
    La neuropatía diabética puede dañar los nervios que regulan la temperatura y la circulación, provocando sensación de frío, entumecimiento o ardor.

  5. Trastornos autoinmunes:
    Enfermedades como lupus, esclerodermia o la enfermedad de Buerger afectan el sistema vascular y pueden desencadenar una mala circulación periférica.

  6. Uso de medicamentos:
    Algunos fármacos para la presión arterial o el tratamiento del TDAH pueden afectar el flujo sanguíneo y causar manos frías como efecto secundario.

¿Cuándo consultar al médico?

Si notás que tus manos y pies fríos no se deben al clima, y además presentan entumecimiento, coloración extraña o dolor, es importante acudir a una consulta médica. Detectar a tiempo una posible afección subyacente puede evitar complicaciones mayores y mejorar tu calidad de vida.

Conclusión

Tener las manos y pies fríos ocasionalmente es normal, pero cuando se vuelve frecuente, puede ser un síntoma de alarma. Escuchar al cuerpo y consultar con un especialista puede marcar la diferencia ante problemas de salud que afectan la circulación, el metabolismo o el sistema nervioso.

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