Bajar de peso o mantenerlo: esa es la cuestión. Nadie encara una dieta porque sí, y aunque muchas veces puede venir de la mano con algún problema de salud, la necesidad de recuperar el peso o el temor a no ganarlo predominan en planes y métodos irrisorios que exigen sacrificios y renuncias que no todas las personas están dispuestas a cumplir.
«El ‘método no dieta’ nace del fracaso de las dietas. Está comprobado científicamente que las dietas que prohíben todo, no funcionan. Nace así, entendiendo que es posible tener un cuerpo sano y cómodo sin renunciar a los alimentos. ¿Quiere decir que una persona va a comer de todo? Sí, pero no que se va a comer todo», explicó a Infobae la doctora Mónica Katz, especialista en nutrición, quien enumeró las cinco reglas de oro para poner en práctica este hábito.
Las 5 reglas del «método no dieta»
Armar una ambiente seguro: «No compres lo que no podés manejar. No tengas lo que te dispara descontrol o picoteo. Si no lo tenés o no lo ves, no lo comés».
Hacer cuatro comidas: «Las deudas de hambre se pagan con comida. No es saludable juntar deudas de hambre. En las horas en que una persona está despierta debe hacer las cuatro comidas».
Emplatar las comidas: «Como dicen los cocineros ahora, poner todo lo que se va a comer en un plato. Sacarle foto y compartirlo en las redes, porque si te armás la norma en tu cabeza de que toda la comida entra en un plato nunca más se va a comer más de un plato. Con esto te asegurás un buen peso sin renunciar al placer».
Que predominen las proteínas y los hidratos: «Siempre proteínas, por lo menos en una de las comidas. La proteína es la estructura del cuerpo. Y en la otra un hidrato. Siempre la mitad del plato con verdura».
La porción justa del placer: «Es válido incorporar todos los días una porción pequeña de aquello que te gusta. Papas fritas, chocolates, lo que sea. Pero poco. ¿Por qué poco? Porque no es la última cena y se busca estar fantástico».
«Con ‘no dieta’ se puede estar fantástico sin renunciar al placer: son cinco reglas para estar bárbaro», concluyó Katz.