Recibir cuidados afectuosos y atención durante la infancia emerge como un factor protector para la salud cardiovascular en la etapa adulta

Un estudio sugiere que un entorno familiar estable, donde los niños experimentan afecto y desarrollan relaciones positivas con sus padres o cuidadores, tiene un impacto positivo en la salud cardiovascular a lo largo de su vida adulta

Salud

Vivir experiencias adversas durante la infancia puede tener efectos negativos en la salud cardíaca a largo plazo, mientras que recibir amor y buenos cuidados, estableciendo un vínculo afectivo saludable con los padres o cuidadores, se revela como un factor positivo. Esto fue descubierto por un estudio liderado por la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio.

Los hallazgos, publicados en la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes de la Asociación Americana del Corazón (AHA), señalan que un entorno familiar cálido y afectuoso puede influir positivamente en la salud cardiovascular en distintas etapas de la vida adulta. Este estudio, pionero en su tipo, destaca la importancia del apoyo constante y del cuidado estable desde la infancia como elementos fundamentales para la salud cardíaca futura.

La Dra. Robin Ortiz, profesora asistente en los Departamentos de Pediatría y Salud de la Población de NYU Langone y autora principal del estudio, enfatiza que la prevención de los factores de riesgo cardiovascular debe comenzar desde la infancia. Aunque las adversidades tempranas se asociaron con una menor probabilidad de salud cardiovascular en la edad adulta, el estudio sugiere que el apoyo y el cuidado constantes pueden tener un impacto más fuerte en la salud cardíaca que las experiencias adversas.

El estudio se basó en datos del estudio CARDIA, que siguió a más de 5,000 adultos durante más de 35 años, y analizó la relación entre el entorno familiar en la infancia y la salud cardiovascular en la edad adulta. Los resultados indican que una relación positiva entre el cuidador y el niño aumenta la probabilidad de mantener una buena salud cardíaca en la adultez, mientras que aquellos que experimentan adversidades en la infancia tienen un mayor riesgo de problemas cardiovasculares en el futuro.

La Dra. Ortiz sugiere que los profesionales de la salud deben considerar la salud y el bienestar del hogar al abordar la salud cardiovascular en cualquier etapa de la vida. Además, destaca la importancia de fomentar relaciones seguras y afectuosas entre adultos y niños para establecer hábitos saludables que perduren a lo largo de la vida.

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