La mayoría de trabajadores sienten hartazgo en algún momento de su vida laboral. Ya sea por discusiones con los jefes, acumulación de responsabilidades, presiones, falta de reconocimiento a su tarea, saturación por las exigencias, agobio por los plazos de entrega. Sin embargo hay algunas profesiones en las que “no se baja la persiana”, lo que aumenta más el estrés.
El Síndrome de Burnout es un trastorno emocional y psicológico que afecta a muchos trabajadores que viven en un estado de estrés y ansiedad constante. Los síntomas que genera se potencian en su conjunto y provocan un empeoramiento gradual. Ocurre cuando el estrés es excesivo y no se limita a situaciones puntuales o a periodos concretos.
“Se caracteriza por tres puntos: agotamiento emocional, despersonalización y sensación de fracaso con total pérdida de confianza en sí mismo.Se puede ver en distintas personas que trabajan en un ámbito de alto estrés”, define el doctor Francisco Appiani, médico psiquiatra de la 4º Cátedra de Medicina del Hospital de Clínicas. “Lo que ocurre en el burnout es que el trabajo fagocita la vida personal”, especifica Appiani.
Las profesiones asistenciales y que están en contacto directo con la gente son las más afectadas por este tipo de síndrome, según indicaron diversos estudios realizados por el Departamento de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Este tipo de trabajo consiste en una labor relacionada más estrechamente con la asistencia a terceros, focalizada a las necesidades ajenas. Por ejemplo profesores, personal sanitario, policías, trabajadores de la Administración Pública y de los Servicios Sociales o periodistas. Pero cualquier trabajador en unas determinadas circunstancias puede padecer este síndrome.
Los trabajadores sanitarios serían los más expuestos de todos dado que están permanentemente en contacto con el sufrimiento ajeno y la enfermedad, y además tienen que lidiar con dificultades organizativas del sistema de salud. En 2016, la Asociación Médica Americana realizó una estadística en la que ninguna especialidad evaluada está por debajo del 40% en los índices de burnout.
En Holanda se hizo una encuesta a 1000 profesionales médicos en la que el 55% de los consultados decían trabajar bajo altos niveles de estrés, sin embargo de ese grupo el 81% dijo tener un alto grado de satisfacción laboral, por lo que las tasas de burnout eran bajas. Según esos resultados, el nivel de estrés no es tan importante como la satisfacción que uno obtenga de su trabajo.
“Si bien puede ocurrirle a cualquier persona que se encuentre en estas situaciones de estrés, exigencia y desgaste emocional, está comprobado que es más frecuente en quienes denominamos “workoholics” (adictos al trabajo), personas con un alto sentido de responsabilidad, perfeccionistas y quienes no pueden o no saben delegar tareas, trabajar en equipo”, puntualiza Appiani.
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Un grupo de investigación de la Universidad de Zaragoza, liderado por el profesor Jesús Montero, identificó tres estados diferentes en el burnout.
– Frenético: aquellos que se implican mucho en su trabajo, muy ambiciosas y que empiezan a experimentar una sensación de sobrecarga. Sienten que dejaron de lado su salud y vida personal por las demandas de su profesión.
– Sin desafíos: los que no se desarrollan profesionalmente en su puesto de trabajo y se aburren con sus tareas
– Desgastado: no se sienten reconocidos lo que puede derivar en menos profesionalismo, negligencias y abandono de responsabilidades de forma consciente o inconsciente.