Cuando los días de descanso se terminan, la mayoría de las personas sufren algún tipo de angustia o añoranza por el ocio perdido. Recomendaciones para una vuelta al ruedo que permita equilibrar la agenda y mantener algunos espacios de recreación
El primer mes del año llega a su fin y con él las vacaciones para muchos. Los que ya regresan a su rutina, en general, luego de este tiempo de descanso, suelen sufrir algún tipo de angustia o añoranza por el ocio perdido.
Es normal regresar de las vacaciones añorando el período de descanso. Ahora bien, el panorama cambia cuando esa «añoranza» se transforma en algo más: depresión, nerviosismo generalizado, irritabilidad, ansiedad y, a veces, hasta sintomatología física que acompaña estos «estados de ánimo», lo cual impide continuar con la vida normal.
Es normal regresar de las vacaciones añorando el período de descanso perdido
«Hoy día, es más que frecuente encontrar en nuestras consultas a lo largo del año a pacientes que explican que su problema comenzó un tiempo luego de las vacaciones, que están nerviosos, angustiados y sobresaltados, todo les preocupa, transpiran mucho, tienen taquicardia y problemas para dormir. En ciertos casos, acompañan el relato de una crisis de pánico, como corolario». Así describió el fenómeno la licenciada en Psicología Gabriela Martínez Castro (MN 18627), directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), para quien «esto se da porque durante el período de descanso cambia la rutina, la alimentación, el descanso, etc., y luego, una vez en la rutina diaria, cuesta retomar el ritmo habitual del resto del año».
Para mitigar o evitar de la mejor manera posible el estrés post vacacional, la especialista brindó algunas recomendaciones: equilibrar en la agenda las horas de sueño, tener una alimentación balanceada, mantener tiempo de ocio y recreación, fijar períodos de tiempo dedicado al trabajo, estudio o demás obligaciones, y hacer ejercicio al menos tres veces a la semana. En la medida de lo posible, tomar períodos cortos de descanso durante el año.
«También es recomendable resolver los problemas de a uno, dividiendo cada uno en diversos órdenes de complejidad, proponiendo una alternativa de solución para cada uno, eligiendo la opción más realista posible, o aprendiendo a aceptar que dicho problema no posee solución», agregó Martínez Castro.
Para ella, «es necesario cambiar la visión negativa o catastrófica sobre los acontecimientos por suceder, reemplazando esa mirada por otra más realista y mesurada a la hora de evaluar la realidad. Y siempre recordar que no hay que intentar controlarlo todo; de hecho, es una tarea utópica».
Es altamente probable desencadenar un trastorno de ansiedad generalizada luego de un período de descanso
«En el caso de no lograr manejar adecuadamente la situación de estrés, es aconsejable no perder tiempo y evitar que el cuadro avance, ya que puede resultar incapacitante para quien lo padece. Es aconsejable consultar a un experto en la materia, dado que con la terapia cognitivo-conductual (tratamiento de elección), se hace posible obtener el alta en pocos meses», aconsejó.
Los trastornos de ansiedad son variados, pero en lo que al estrés post vacacional se refiere, dos de ellos son los que se destacan: por un lado está el trastorno de pánico, que consiste en padecer una crisis inesperada y repentina, que alcanza su máxima intensidad a los 10 minutos de haber comenzado, acompañada de algunos síntomas físicos como la taquicardia, temblores, sudoración, visión borrosa, mareos o sensación de inestabilidad, dificultades gastrointestinales, sensación de ahogo y de un intenso terror a morir, perder el control o volverse loco.
«En general la persona teme volver a padecer otra crisis, y por tal motivo, va restringiendo las actividades de su vida cotidiana, hasta quedar incapacitado por el miedo, y bajo la dependencia de otros, por temor a necesitar ayuda en caso de una nueva crisis», agregó la especialista.
Otro tipo es el trastorno de ansiedad generalizada; se trata de una preocupación excesiva, por diferentes temáticas que pueden ser o no graves, reconociendo que la magnitud de la preocupación sobrepasa los motivos que la suscitan, sin lograr controlarla, además de no poder jerarquizar adecuadamente el orden de importancia de los problemas que lo preocupan. Quien lo padece, vive sobresaltado, irritable, fatigado, con dificultades en el sueño, temblores, sudoración, sensación de ahogo o atragantamiento, palpitaciones, problemas gastrointestinales, hasta puede padecer una crisis de pánico.
Equilibrar las horas de sueño, tener una alimentación balanceada, mantener tiempo de ocio y recreación son algunos de los consejos de los especialistas para evitar el estrés post vacacional
«Es altamente probable desencadenar un trastorno de ansiedad generalizada luego de un período de descanso, como lo son las vacaciones, cuando el individuo vuelve a tomar contacto con las obligaciones cotidianas, puesto que la preocupación indiscriminada por todas las temáticas está al acecho. Este tipo de trastorno podría ser el que más merece el nombre de estrés post vacacional», destacó Martínez Castro.
Y brindó una técnica que puede ser de gran ayuda para la resolución de problemas concretos, en ocho pasos.
1- Definir el problema
2- Descomponerlo en pequeñas partes
3- Analizar causas posibles del problema
4- Identificar un conjunto de posibles soluciones
5- Seleccionar una solución
6-Desarrollar un plan de acción
7-Poner en práctica el plan de acción selecto
8-Evaluar el proceso