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Tomarse menos en serio podría mejorar la salud mental, según Harvard

Una actitud más flexible frente a los errores cotidianos puede reducir el estrés, fortalecer vínculos y mejorar el bienestar emocional. Qué dice la psicología sobre el sentido del humor hacia uno mismo.

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Tropiezos en público, comentarios fuera de lugar o simples olvidos en una reunión. Son situaciones comunes, pero muchas veces las vivimos con una carga emocional excesiva. Sin embargo, adoptar una mirada más liviana hacia estos episodios —e incluso reírnos de ellos— podría ser una herramienta poderosa para cuidar la salud mental.

Así lo plantea un reciente artículo publicado por The Harvard Gazette, donde la psicóloga Susan David, docente de la Harvard Medical School y especialista en emociones, destaca los beneficios de desarrollar el sentido del humor hacia uno mismo. “Nos tomamos muy en serio, especialmente cuando sentimos que estamos fallando. Pero esa actitud rígida no siempre nos ayuda”, advierte.

Ver los errores con perspectiva

Según David, una de las claves está en tomar distancia de los pensamientos y emociones, sin negar lo que sentimos pero evitando identificarnos por completo con cada juicio interno. “El sentido del humor hacia uno mismo es una forma de aceptación. Nos permite reconocer que estamos en constante aprendizaje y que equivocarse es parte del camino”, explica.

Este cambio de enfoque activa un circuito emocional distinto: disminuye el estrés, mejora la tolerancia a la frustración y fortalece los vínculos con los demás. Eso sí, aclara que no se trata de minimizar el dolor ni de negar los problemas, sino de evitar que definan quiénes somos. “No somos la peor cosa que hemos hecho ni el error que cometimos en una reunión”, resume.

Cómo entrenar una actitud más liviana

Desde el enfoque psicológico, tomarse menos en serio puede practicarse. La especialista sugiere algunos gestos simples para incorporar en la vida diaria:

  • Escribir lo que sentimos: plasmar las emociones en papel ayuda a crear perspectiva.

  • Imaginar que aconsejamos a un amigo: ¿le hablaríamos con la misma dureza que a nosotros mismos?

  • Aceptar la imperfección: no todo debe salir perfecto para ser valioso.

  • Incorporar el humor sin sarcasmo ni desprecio: reírnos con ternura de nuestras torpezas puede descomprimir.

También propone estar atentos a los mensajes culturales que asocian el valor personal con el rendimiento o el éxito constante. “Vivimos en culturas que refuerzan la exigencia, pero eso es frágil. En cambio, una actitud más liviana nos permite transitar la vida con mayor flexibilidad emocional”, concluye.

En un contexto donde la ansiedad, la autoexigencia y la exposición constante están a la orden del día, aprender a no tomarnos tan en serio no es una banalidad: puede ser un verdadero acto de salud mental.

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