Oscar Farías, participante desde chico en la conformación de batucadas y comparsas barriales juninenses, rememora la construcción colectiva de los carnavales en Junín. Recordó para JUNIN24 la épica de los carnavales populares de la ciudad en escenarios y «corsodrómos» que eran aportados a partir de la organización de clubes como Defensa, Rivadavia, Moreno y Jorge Newbery.
Los carnavales populares de Junín donde los barrios desplegaban su arte y creatividad
Febrero es el mes del Carnaval. En Junín la crónica histórica encuentra algunos relatos de las fiestas carnestolendas ya en 1868 con regulaciones municipales que prohibían, por ejemplo, el arrojar huevos. Pero los primeros corsos organizados con comisiones se pueden encontrar ya en el inicio del siglo 20, en la primera década de la centuria pasada, teniendo su mayor apogeo en la primera mitad del siglo 20.
Por la década del 70 se recuerdan los corsos en la céntrica Sáenz Peña o desde la década de 1980 con la organizaciones de entidades barriales como los clubes Rivadavia, Moreno, Jorge Newbery y Defensa Argentina.
Los desafíos de una batucada barrial
Oscar Farias -conocido dirigente político peronista y social, además de referente de derechos humanos y en defensa de los pueblos originarios- es también un referente cultural y desde su adolescencia también formó parte de organizaciones de comparsas que participaron en los distintos corsos que se celebraban en Junín. Oscar, en el trabajo cultural, está referenciado en la Casa de la Cultura «Horacio Alonso», en el barrio FONAVI y desde la cual se impulsó la creación de la Batucada «Escándalo» hace seis años y participó de corsos no solamente en Junín sino en toda la región, cosechando éxitos y aplausos que generaron la obtención de importantes premios.
«Las batucadas que están en Junín, deben hacer un gran sacrificio para poder viajar. Por ejemplo, ir a Los Toldos nos sale doscientos mil pesos contratar un transporte por una noche y si se rompe un parche, que son importados, de un redoblante, hoy tienen precios internacionales y puede salir de 30 a 40 mil pesos. No tenemos recursos. Somos todos gente de trabajo y nuestro proyecto es social para sacar a los chicos de la calle, por eso este año se nos complica económicamente. También hay que invertir en trajes, disfraces, siempre tenemos temáticas distintas. La participación tiene muchas exigencias, de sonido, música, trajes, etc.»
En un diálogo con JUNIN24 comentó que «Escándalo» como la mayoría de las batucadas juninenses están inscriptas en un Registro del Instituto Cultural Bonaerense.
En el repaso de lo que fueron los carnavales en Junín Oscar fue develando algunos secretos utilizados en el armado de los disfraces como la utilización de cañas para hacer un espaldar de las bailarinas como Alejandra Suarez (foto) que integró la comparsa del barrio FONAVI en el Club Rivadavia, y a los que se agregaban las luces de arbolitos de Navidad y agujas de tejer. «Tapábamos las cañas con papel satinado brilloso que pegábamos con engrupo o plasticola. Cada noche se rompían y debíamos volver a coser como si fueran lentejuelas», rememoró.
Los barrios y su representación en los corsos
La relación de Oscar con los corsos y los carnavales, como se dijo, viene desde muy chico. En su adolescencia conformó, en la década de 1980, la comparsa «Los Primos», junto a otros chicos del barrio San Francisco de Asís participando de los corsos de los clubes Defensa -un nombre histórico de familia organizadora y participante la familia Leytur-, Rivadavia y Moreno, este último sobre calle Chile, donde se podían ver atracciones comunes como las máscaras sueltas como «El Apuñalado» o «El Arabe», Cachenzo, carrosas de la familia Leytur, entre otras y luego de los desfiles llegaban los bailes. Además el Club Defensa supo tener dos escenarios, uno para orquestas de cumbia y otro para tango, dado que eran muy familiares, rememoró Oscar mencionando que también en la avenida San Martín se supieron realizar corsos con participación hasta de comparsas llegadas de Corrientes
Oscar Farías formó también la comparsa del barrio FONAVI, a principios de la década de 1990 y siguió ligado al fabuloso y colorido mundo del carnaval conformando, como se dijo, hace seis años la batucada «Escándalo» que inclusive fueron convocados por establecimientos educativos.
En el mismo barrio FONAVI se organizaron los corsos barriales que también concitaron una destacada atención de público de distintos sectores de la ciudad.
Más recientemente en el tiempo, en la gestión de Mario Meoni como intendente de Junín, se intentó revivir el corso en calle Sáenz Peña pero no prosperó.
Oscar Farías opinó que «Junín da para tener un corso mejor o iguales que los de Lincoln, pero nunca hubo una política cultural popular que ponga en valor lo que nace en las entrañas del pueblo, porque los corsos de los clubes eran bien populares y además tenían el apoyo de comerciantes juninenses con carteles en los camiones que llevaban las carrozas. Cada barrio tenía su carroza. Esas cosas se fueron decayendo porque no hubo incentivo. Eso formaba parte de la construcción colectiva de los carnavales de Junín».