La enfermedad de Willis-Ekbom, conocida comúnmente como “Síndrome de Piernas Inquietas”, es un trastorno neurológico que provoca sensaciones molestas en las extremidades.
Provoca efectos físicos como la privación crónica del sueño, que acaba por generar cansancio físico, aumento del riesgo cardiovascular y cerebrovascular, cambios de humor, disminución del rendimiento, depresión o ansiedad.
“El paciente tiene una sensación de inquietud y una necesidad de movimiento. No es ni dolor, ni son pinchazos, ni sensación de calor; simplemente necesita del movimiento de las piernas”, explicó a la agencia EFE el médico Diego García-Borreguero al definir la enfermedad.
El director del Instituto del Sueño señaló que uno de los principales problemas acaecidos por esta afección, que aparece normalmente cuando el paciente “entra en reposo“, es la falta de sueño, la cual incrementa “aún más” el riesgo cardiovascular. “El 50 por ciento de los pacientes severos duerme menos de cinco horas noche tras noche”, lo que la convierte en una de las enfermedades que más privación de sueño produce, ha alertado el especialista.
Factores riesgo
El director del Instituto del Sueño expone que se trata de una enfermedad “muy frecuente”, de la que “no se habla habitualmente”, y que presenta el “inconveniente” de que la mayoría de médicos tienen un “concepto erróneo” y “excesivamente conservador” de la misma, ante lo que ha planteado la necesidad de una “mayor divulgación”.
También explicó que este síndrome es crónico y genético “en un altísimo porcentaje”, ya que de cada diez enfermos, entre seis y siete tienen un familiar de primer grado afectado en cierta medida.
El tratamiento actual mediante fármacos dopaminérgicos presenta “resultados espectaculares” a corto plazo, pero “van perdiendo eficacia” con el paso de las semanas, según los médicos. Por ello el 75 por ciento de los pacientes tratados vuelven a padecer los síntomas años después de iniciar la medicación.
García-Borreguero apostó por buscar nuevos fármacos, como la administración de hierro intravenoso, que en las pruebas realizadas hasta ahora logra una “desaparición completa de los síntomas” en el 30 por ciento de los pacientes y una “desaparición parcial” en otro 60 por ciento de enfermos.
“Si un adulto está muy cansado por el día, con falta de concentración y rendimiento, tiene alteraciones del ánimo, duerme mal y se levanta por la noche con necesidad de andar, hay que pensar que probablemente tiene el Síndrome de Piernas Inquietas”, ha asegurado el director del curso, el doctor Oscar Larrosa, representante de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (Aespi).