Un joven de 30 años, que trabaja en un laboratorio experimental sobre tratamiento de alimentos en Toronto (Canadá), fue quien apiló 44 rebanadas de pan blanco tostadas, untadas con mostaza y con fetas de salami. Así consiguió formar una torre de unos 30 centímetros, que se mantuvo en pie durante un minuto.
Después de conseguirlo, Irwin Adam se animó y rompió también la marca de 60 rebanadas, pero no pudo llegar a su objetivo de 80, porque la «construcción» se derrumbó. La comida luego se repartió luego entre personas necesitadas. Un representante del Libro Guinness, Jimmy Coggins, estuvo para certificar la marca.