Amor a primera vista: lo que realmente sucede en tu cerebro cuando sentís un flechazo

Todos lo vimos en películas, lo escuchamos en canciones o lo vivimos en carne propia: ese instante en que alguien nos deslumbra y sentimos que nació algo profundo. Sin embargo, lo que muchos llaman “amor a primera vista” es, según la ciencia, algo muy distinto. Investigadores en neurociencia y psicología coinciden en que ese flechazo inicial responde más a una respuesta biológica que a un verdadero sentimiento amoroso.

La neurocientífica Marta Aliño Costa, en una entrevista publicada por el diario ABC, asegura que el amor a primera vista como tal no existe. “Lo que sentimos es una fuerte atracción física, un impulso sexual motivado por la biología”, explica. En ese momento no conocemos a la otra persona, por lo tanto, no podemos hablar de amor. Lo que experimentamos es una idealización construida sobre la imagen, los gestos o el contacto físico inicial.

Ese primer impacto activa en nuestro cerebro una liberación de hormonas, como la dopamina, la noradrenalina y la oxitocina, responsables de la sensación de placer, deseo y bienestar. En particular, la noradrenalina juega un rol clave: nos acelera el corazón, nos genera euforia y puede sostener ese estado hasta por 15 meses, según explica la neurocientífica Sara Teller en su libro Neurocuídate. Este “subidón hormonal”, como lo definen los especialistas, es parte de una estrategia evolutiva que busca favorecer el vínculo sexual y la reproducción.

Pero esta fase de enamoramiento es solo el principio. Si el vínculo perdura, se da paso al verdadero amor, el que implica construcción, aceptación, tiempo y compromiso. Por eso, el psicólogo y sociólogo Erich Fromm descartaba que el flechazo pudiera llamarse amor: para él, ese tipo de conexión inmediata carece del conocimiento y profundidad que requiere una relación genuina.

Los gestos, las acciones, el interés mutuo y la convivencia con lo bueno y lo malo son los elementos que transforman una atracción momentánea en una historia de amor real. Por eso, los expertos prefieren llamarlo “enamoramiento a primera vista”. El amor —el verdadero— llega después.