Se jugaba el Nacional de 1980 y el 9 de noviembre se enfrentaban Boca y Argentinos Juniors en la cancha de Vélez.
El arquero Xeneize, por ese entonces el polémico Hugo Orlando Gatti, declaró en la semana previa que “Maradona debía cuidar su físico porque tenía tendencia a engordar”.
Ni lerdo ni perezoso, el DT del Bicho, Miguel Angel López, corrió a contarle estas declaraciones a Maradona, quien le respondió: “Le pensaba hacer dos goles, ahora le voy a meter cuatro”. Y cumplió.
El primer gol del 10 llegó en el minuto 23 cuando Boca ganaba por 1-0. Diego tiró una rabona adentro del área, la pelota pegó en la mano de Abel Alves y el árbitro Juan Carlos Loustau marcó tiro penal, que Maradona, con un toque suave a la derecha de Gatti, transformó en el primer grito del Bicho.
En un primer tiempo repleto de goles, Argentinos se adelantó 2-1, Boca igualó y entonces llegó el segundo tanto de Maradona, una verdadera genialidad.
Diego recibió una falta sobre el sector derecho del ataque del Bicho, cerca del corner. Mientras Gatti armaba la barrera, Maradona se paró rápidamente, aprovechó la distracción y con una comba perfecta metió la pelota en un ángulo del arco del Loco.
Pero Diego había prometido cuatro y entonces en el segundo tiempo fue por más. A los dos minutos bajó la pelota con el pecho y la tocó suavemente con la cara externa para anotar su tercer gol.
Y cuando iban 30 minutos, Maradona emprendió una veloz corrida por el centro de la cancha y al llegar al área recibió una falta que para muchos fue penal, pero Loustau marcó tiro libre. Eso no fue un problema para Diego, que con un magistral zurdazo puso el balón adentró del arco de Gatti para cumplir su promesa.
El Bicho finalmente ganó por 5-3 y muchos dicen que ese día empezó a gestarse la llegada del 10 a Boca, donde un año más tarde se convertiría en ídolo.