La ansiedad es una de las emociones más comunes padecidas en la actualidad, de la mano del estrés, sería un fantasma amenazante que altera la percepción de la realidad.
Hay que mencionar que la ansiedad es un mecanismo universal, se da en todas las personas, es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta, pero su función es “movilizar” el organismo, mantenerlo alerta y predispuesto ante un peligro o amenaza potencial, cuando los síntomas de alerta no cesan, se entra en un espiral emocional que conduce al estrés, frente a la frecuencia o permanencia de estímulos negativos persistentes.
El hecho de ponernos ansiosos por “imaginar lo que ocurrirá”, es una reacción sobredimensionada, poco definida, pero angustiante, una manifestación de temor o aprensión exagerado y anticipado que conduce a una rumiación constante de pensamientos tormentosos que puede desatar en crisis de pánico y arrastrar a la persona al aislamiento, ya que el organismo se prepara para dar respuestas a la búsqueda de protección y condiciones de seguridad para evitación del daño.
La ansiedad, actuando como sistema de alerta considerará una distracción injustificada atender otra cosa que no fuera la presencia del peligro inminente, o por venir, por lo que la atención estará centrada en procesar lo que interpreta como amenazante, es la sensación de ser perseguido por un león, pero sin león.
Así pues podríamos definir ansiedad como ese estado emocional caracterizado por sentimientos de temor, tensión y sufrimiento ante señales nefastas que alertan por lo que se supone va a suceder.
Lo primero que tenemos que hacer para superar la ansiedad es saber y poder reconocerla, lograr reflexionar y reinterpretar las señales que la activan , para manejar de manera más saludable esa emoción que nos altera en la vida y así, hallar las claves para enfrentar al fantasma que nos acorrala y nos determina.
El autoconocimiento puede ayudarnos a combatir la rigidez emocional y mental que nos hace caer en la evitación de «sentirse mal», debemos aceptar como condición humana que el malestar y el sufrimiento (cuando no son patológicos) son cosas implícitas en el paso por la vida, se trata de asumir que no se puede vivir sin ansiedad, pero también de no convertirla en la piedra con la que vivimos “tropezando”.
Los siguientes preceptos del budismo podrían dar alivio a un ser atacado por los fantasmas de la ansiedad:
- Somos responsables de nosotros mismos
El acto de liberación es responsabilidad propia, dice el budismo. Todo lo bueno y malo que hay en nuestra vida ha sido provocado por nuestras acciones, jamás por la responsabilidad ajena. - El aquí y ahora es lo único en lo que debemos enfocarnos
Ya que es lo único seguro que tenemos en la vida: el pasado es irreversible y el futuro ni siquiera sabemos si va a suceder - Desechemos el apego
No hay felicidad ni paz mental que dependa de un empleo, una persona, un salario, una casa o cualquier otra pertenencia que nos haga pensar que al perderla estaremos solos.
Únicamente nosotros somos nuestros mejores maestros, nosotros sabemos la causa de nuestros errores y la mejor manera de salir de ellos. Una vez que tus equivocaciones se vuelvan enseñanzas y tengas la fuerza de no repetirlos, la ansiedad desaparecerá de tu vida.
«Es mejor conquistarte a ti mismo que ganar mil batallas. Entonces la victoria será tuya. No te la podrán quitar, ni ángeles ni demonios, cielo o infierno», dijo el Buda.
Escribe para Junin24, Isabel Muñoz Marcos.
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