Venís por la ruta 40, a la altura del Lago Mascardi, en Bariloche, rumbo a Esquel. Es de noche y tenés un micro interurbano delante, que va a 54 km/h. La doble línea amarilla es infinita en este tramo, no termina más. En un claro del camino aparece la línea punteada blanca, pero ves que a lo lejos hay una curva. Pensás: “¿Llego?”. El colectivo que viene adelante tuyo prende el guiño izquierdo (el del lado del conductor) y sabés que no hay otro vehículo adelante porque lo venís junando desde hace varios minutos. “¡Listo, me está dando paso, me avisa que no viene nada adelante y que llego a sobrepasarlo!” ¿Qué hacés?
La mayoría de los argentinos ante esta situación, nos alegramos de que podemos sacarnos el clavo de encima que tenemos por delante, que al final era un copado que nos está diciendo que lo podemos pasar. Pero en realidad, la señal que nos está haciendo, es todo lo contrario.
La Ley de Tránsito 24.449 en su artículo 42 inciso f dice: “Para indicar a los vehículos posteriores (los que vienen detrás para pasar) la inconveniencia de adelantarse, se pondrá la luz de giro izquierda, ante la cual los mismos se abstendrán del sobrepaso”. Clarito.
¿Por qué entonces hacemos lo contrario? Difícil saber por qué los argentinos muchas veces cuando dice “a”, hacemos “b” (como dice el juez Fortuna Lacalle en “El secreto de sus ojos” cuando lo caga a pedos a Espósito/Darín). Sobre todo cuando se trata de la conducta en el tránsito.
Ahora bien, la costumbre es ley para las partes, dice el refrán. Y si ya que todos hacemos lo contrario a lo que marca la ley de tránsito y, en sí, no es una mala costumbre, sino que el fin es positivo, ¿por qué no cambiar el inciso f del artículo 42 de la Ley 24.449? Porque ahora que leíste esto y sabés qué significa legalmente que te hagan el guiño izquierdo en la ruta cuando querés sobrepasar a otro coche: ¿qué vas a hacer?