El reggaetón activa más áreas del cerebro que la música clásica y el Rock según un estudio

La investigación, que forma parte de su tesis doctoral, analizó las reacciones del cerebro al escuchar diferentes estilos musicales, arrojando sorprendentes resultados sobre cómo el reggaetón impacta en nuestras neuronas.

El proyecto surgió de la pasión de Martín-Fernández por la música y el cerebro. Con la ayuda de 28 personas sin formación musical previa, se realizaron pruebas auditivas para medir la capacidad de cada participante de discriminar melodías y frases rítmicas. Posteriormente, se sometió a los voluntarios a resonancias magnéticas funcionales mientras escuchaban diferentes estilos musicales sin letra, para analizar de la forma más pura posible el procesamiento de la música.

Los géneros seleccionados incluyeron música electrónica, clásica, folclórica y reggaetón. Al analizar las resonancias magnéticas, los investigadores observaron que el reggaetón fue el estilo que activó más áreas del cerebro, involucrando no solo las zonas auditivas, sino también las motoras, encargadas del movimiento. «Es como si el ritmo repetitivo del reggaetón preparara al cuerpo para bailar, solo con escucharlo», explicó Martín-Fernández. Esto contrasta con la música clásica, que, al ser más compleja y menos predecible, activó menos áreas cerebrales.

Uno de los hallazgos más destacados del estudio fue que el reggaetón activaba una región primitiva del cerebro: los ganglios basales, que están relacionados con el control del movimiento y el sistema de recompensa. Esta región también está asociada con enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, lo que sugiere un posible campo de investigación futura sobre el impacto de la música en personas que padecen este tipo de afecciones.

El estudio no solo ha sorprendido al mundo científico, sino que ha generado un intenso debate en redes sociales sobre el valor del reggaetón frente a géneros considerados tradicionalmente más complejos como la música clásica.

Con estos resultados, el equipo liderado por Martín-Fernández abre la puerta a futuras investigaciones sobre cómo diferentes tipos de música pueden influir en nuestro cerebro, así como en posibles tratamientos para enfermedades degenerativas.