La ilusión por la llegada de una mascota a casa puede desaparecer en cuestión de segundos si no estamos lo suficientemente preparados tanto respecto de nosotros mismos como del hogar. Ojo, que no significa que haya que emprender enormes faenas, hacer un curso ni ir al psicólogo para que esos cachorros o gatitos se sientan a gusto con nosotros, pero sí conviene organizar la casa para que la bienvenida sea amable para todos.
Antes de preocuparnos por enseñarles a hacer sus necesidades en determinados lugares o de entretenernos comprando collares y correas de colores, lo primero que debemos tener en cuenta es que los animales llegarán a un espacio desconocido que querrán inspeccionar inmediatamente. En este recorrido, debemos evitar que las mascotas se crucen con productos tóxicos y objetos peligrosos, además de considerar caídas, saltos desde altura, vidrios o elementos cortantes. Parece una obviedad, pero con la expectativa de la llegada se nos puede olvidar y así arruinar parte de la alegría.
«La mejor forma de evitar estos problemas es la prevención, es decir, supervisar y elegir de manera consciente el lugar destinado a la mascota y tratar de que el hogar se adapte al animal y no al revés. Debemos tener presente que las mascotas jóvenes no son conscientes de los riesgos y que en su inocencia y curiosidad suelen hacer las cosas menos pensadas», advierte el doctor Juan Javier Agostini, veterinario de Puppis Argentina.
A la inspección innata que los animales realizarán de cada rincón de la casa se suma que tiendan a llorar durante los primeros días, que rompan cosas y que hagan sus necesidades en cualquier parte. Acá no queda más opción que dejar pasar el tiempo, tal como aconseja María Andrea Learrain, veterinaria: «hay que ser consciente de que se trata de un período de adaptación. Para tranquilizarlos se les puede poner un peluche sin nada que se pueda comer con un reloj adentro que imite los latidos del corazón de su madre».
Preparar la casa
Después de pasar revista a los posibles peligros que las nuevas mascotas podrían encontrar en casa, hay que hacerse de una batería de objetos que crearán una primera estancia augurusa. La lista empieza con un recipiente para agua que siempre debe estar lleno y otro para comida -que es mejor ordenarla en cuatro veces al día en el caso de los perros y dejarla libre para los gatos-, una cuchita o colchoneta para que identifiquen desde temprano dónde refugiarse y dormir. «Si la adaptación es en invierno conviene que el ambiente sea agradable porque cuanto más pequeña es la mascota, más le cuesta mantener la temperatura corporal», señala Learrain.
Desde Puppis, aconsejan que el lugar elegido para la mascota no sea el mismo que utiliza el resto de la familia como espacios centrales. «Esto ayuda a la higiene del hogar y, por ende, a una predisposición más positiva de parte de los propietarios y, a la vez, evita futuros inconvenientes de dominancia y carácter alfa del animal sobre el hogar». Los mejores espacios son los patios, los jardines, los garages, los lavaderos o los quinchos.
En el caso de los gatos y para no descomponernos con olores desagradables, hay que hacerse de la batea con piedritas. Para una bienvenida completa, podemos comprar un par de juguetes que no sean peligrosos, como orejas y huesos de cuerpo y pelotitas.
La alimentación
Nada de hervir un arroz ni de darles comida mientras nos sentamos a la mesa. Todos los comportamientos que se van repitiendo tienden a fijarse, por eso, tal como asegura la especialista Learrain, «debemos educar al animal desde el primer día para que aprenda bien y no se acostumbre a picotear de lo que le recibe por debajo de la mesa». Para evitar malas costumbres, «lo primero es el alimento balanceado adecuado que va a depender de la especie, la raza y el tamaño de la mascota», explican el experto de Puppis.
Las necesidades
Uno de las preocupaciones más frecuentes de los nuevos dueños es lograr enseñar a su mascota dónde debe hacer sus necesidades. En el caso de los gatos es fácil: la batea con las piedritas lo soluciona todo. Pero los perros no aprenden tan rápido, con ellos se debe hacer un trabajo de entrenamiento.
«En líneas generales el método de aprendizaje de las mascotas es cognitivo-comportamental, que se basa en el concepto de acción-reacción, es decir, el animal asocia su acción (hacer pis adentro o afuera, jugar mordiendo, ladrar, tirar durante los paseos, etc.) con una reacción o efecto (castigo/negativo o recompensa/positivo). A medida que la acción se repita y el efecto sea el mismo que en oportunidades anteriores se genera un refuerzo de la asociación. De esta manera el propietario tiene la posibilidad de reforzar aquellas acciones deseables a través de un premio, una voz dulce o una caricia; y de disminuir las indeseables a través de una voz firme o el aislamiento de la mascota», explica Agostini.
Lo ideal es que los perros cachorros aprendan a hacer sus necesidades en la calle. Para eso, tal como indica Learrain, «tienen que tener el plan de vacunación completo para poder salir y felicitarlos cada que lo hacen bien». Otra opción para sobrevivir a los primeros días es distribuir los clásicos papeles de diario en una gran área determinada y promover su uso a través de recompensas.
La soledad
«Si la mascota va a quedar mucho tiempo sola en casa, la mejor opción es un gatito porque un perro necesita salir varias veces al día para ejercitarse, socializar y gastar energía», aconseja Learrain.
Para los que prefieran por el amor a los perros, entonces, conviene que no dejen los cuartos abiertos de la casa ya que es donde más irán porque allí están los olores de la familia. El veterinario de Puppis aconseja «dejar la televisión o radio prendidas para que no se sientan tan solos y dejarles acceso libre a agua fresca para que se hidraten todo lo que necesiten».