Más de 10.500 figuras del cine, la música y la literatura firmaron una carta abierta en la que denuncian la utilización no autorizada de sus obras para entrenar modelos de inteligencia artificial generativa, calificándolo como una amenaza injusta para el trabajo creativo.
Un reclamo por los derechos de autor en la era de la IA
Una carta abierta firmada por más de 10.500 artistas, incluyendo a Kevin Bacon, Thom Yorke (Radiohead), Julianne Moore y el escritor James Patterson, denuncia el uso sin licencia de obras para entrenar a sistemas de inteligencia artificial generativa. Los firmantes señalan que esta práctica atenta contra el sustento de los creadores y pidieron que se tomen medidas para proteger la propiedad intelectual de sus obras.
El reclamo no se opone al avance de la IA, sino a los métodos de entrenamiento que se basan en el uso masivo de datos sin reconocimiento o compensación a los autores. Así, el mensaje central es claro: las obras creativas empleadas para mejorar la IA deberían ser respetadas y compensadas de acuerdo con las leyes de derechos de autor.
Los antecedentes del conflicto
La industria creativa ha sido testigo de varios conflictos similares en los últimos años. Un ejemplo reciente fue la huelga de sindicatos de Hollywood, donde actores, productores y editores se manifestaron en contra de la incorporación irrestricta de IA en la industria. Además, desde el surgimiento de ChatGPT en 2022, escritores han llevado sus demandas a los tribunales argumentando que sus textos se utilizan sin autorización para entrenar estos sistemas.
El debate también abarca al sector de la música. Empresas como Universal, Warner y Sony han presentado quejas contra herramientas como Suno y Uido AI, que permiten generar canciones en estilos particulares, argumentando que violan derechos de autor en una escala masiva. Mientras algunos sectores buscan acuerdos, como las editoriales académicas que ya firmaron licencias para capacitar modelos, la controversia sigue en aumento.
El reclamo en perspectiva
La carta de los más de 10.000 artistas sintetiza una demanda central: no se busca frenar el avance de la IA, sino asegurar que la propiedad intelectual de los creadores sea respetada y compensada adecuadamente.
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