Por Roberto Raúl Costa*
*Presidente del Bloque de Senadores JxC. Pcia. deBs As
Una “victoria pírrica” es aquella conseguida con muchas pérdidas en el bando vencedor. La misma remite al líder helénico Pirro quien, tras ganar una batalla con un alto número de muertes en su ejército, dijo: “Otra victoria como esta y volveré solo a casa”. En la discusión que se pretende reflotar –celeste o verde; verde o celeste-, cualquiera sea la posición que se imponga en el Congreso, no será más que una victoria pírrica. Sea cual fuere la postura que logre mayoría parlamentaria, los costos que pagará la sociedad toda serán muy altos.
En este atípico 2020, con una pandemia sin precedentes que hace crujir al sistema sanitario ¿estamos preparados para abrir otro frente de conflicto? ¿Merecemos como país ahondar aún más nuestras desavenencias? Los hospitales colapsados por el COVID 19 ¿están preparados para absorber más demanda de atención?
Quienes fuimos honrados por el voto popular para representar a nuestros compatriotas tenemos la responsabilidad de buscar el bien común, la unión y el entendimiento. Aunque no siempre se puede arribar a una posición equilibrada entre todas las partes que se sientan a dialogar. Cuando las opciones son binarias, por sí o por no, sin lugar a grises, cualquiera sea el resultado del debate, siempre quedará un sector herido, una parte de la sociedad que sentirá que algo le fue arrebatado. Ante un nuevo intento parlamentario por discutir la legalización del aborto nos exponemos, una vez más, a profundizar la división, la intolerancia y el enfrentamiento entre los argentinos.
Una salida facilista sería decir “debatamos en el Congreso”. Sin embargo, con el nivel de polarización y falta de consensos, no haríamos más que profundizar diferencias, lacerando las heridas de un pueblo divido.
En estos momentos no es necesario entrar en un debate de ese tipo. Embarcarnos en una discusión de esa magnitud nos va a llevarmás a la división que al encuentro. Todo pareciera indicar que lo único que intenta el oficialismo es distraer la opinión pública. Amén de lo inoportuno del tema a debatir, creemos que se debería llamar a una consulta popular vinculante que ponga punto final al enfrentamiento de nuestra sociedad.
Nuestra Constitución Nacional habilita ese camino. Está en nosotros animarnos a transitarlo. Que el pueblo se exprese.
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