Recibir el Año Nuevo implica sumergirse en diversos rituales, desde compartir una cena familiar hasta participar en animadas celebraciones multitudinarias. Por supuesto, el brindis de medianoche es una tradición infaltable, pero alrededor del mundo, se tejen una variedad de prácticas destinadas a atraer la buena suerte en el año que comienza.
En Estados Unidos, muchos confían en que un beso justo a la medianoche, aunque sea por unos breves segundos, augurará un año próspero. En Inglaterra, la buena fortuna se asocia con el «first footing», ser el primero en llegar a la casa de familiares o amigos después de las 12. En Italia, la costumbre dicta que se deben consumir lentejas.
En Argentina, las mujeres adoptan la tradición de vestir ropa interior de color rosa para asegurarse un año lleno de amor. Otra práctica, importada de España, es la de comer 12 uvas, una por cada campanada de medianoche. Esta costumbre ha encontrado arraigo en varios países de América Latina. Veamos la historia y el significado detrás de esta tradición.
En Madrid, miles de personas desafían el frío para dar la bienvenida al Año Nuevo en la Puerta del Sol. En esta enorme plaza, esperan ansiosos que el reloj de la Casa de Correos dé las doce campanadas para entonces disfrutar de doce uvas.
Aunque algunos historiadores, como Jeff Koehler, señalan que la tradición de comer uvas como parte de la celebración de Año Nuevo comenzó en 1909, registros periodísticos datan esta costumbre al menos desde 1894. En esa época, diarios como El Siglo Futuro, El Imparcial o El Correo Militar ya relataban la práctica de comer uvas al sonar la primera campanada de las doce. ¿Por qué uvas? La asociación de las uvas con la buena suerte y aspectos positivos de la vida ha sido un vínculo duradero. Además, en España, donde la tradición se consolidó, las uvas son una fruta asequible. Esta tradición de las doce uvas ha encontrado eco no solo en Argentina, sino también en otros países latinoamericanos como Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela.
Para garantizar el éxito, es crucial consumir exactamente doce uvas (ni una más ni una menos) al ritmo de las campanadas, representando así cada una de ellas un mes del nuevo año. Al llevar cada uva a la boca, también se suele formular un deseo. Dado que en Argentina la cosecha de uvas comienza en febrero, muchas personas optan por pasas de uva como sustituto. Algunos incluso sugieren que se pueden utilizar frutillas o arándanos, manteniendo la esencia de la tradición.
